jueves, octubre 05, 2006

CARLOS ARDOHAIN







Me interesa la voz y me interesa la luz, me atraen las cosas que no se pueden tocar ni decir y el anhelo que tenemos aún así, o tal vez por eso mismo, por decirlas y tocarlas, por llegar a la z de la palabra, al final del abecedario y quedar colgando del filo, de la cornisa, y atreverse a dar el salto. La poesía me parece el deseo de lo que no existe, la curiosidad por el intersticio. Avanzar hacia un lugar blanco como el papel, y uno un punto en movimiento, el rastro de las evoluciones que vamos haciendo, de las curvas y los titubeos, las vacilaciones y los altibajos va escribiendo nuestro texto, con el cuerpo, con el aliento.
La luz escribe y dibuja, dibuja y borra, construye y diluye las formas a la vez, escribe el tiempo y lo olvida, colabora con el misterio. Creo (o quiero pensar) que la poesía es táctil y visual, pienso (o quiero creer) que hay que actuar como un ciego, como un escultor, como un pintor, hay que tocar el cuerpo del texto para construir lo que no se puede tocar, lo que se quiere decir, hay que reventar el ojo para pulverizar el color de lo que está dicho y la voz pueda surgir. Texto, textura en el cuerpo del poema, un tejido de palabras, de sentidos, de evocaciones, una ambigüedad implícita, decir, dar aliento, crear una atmósfera, un espacio donde ocurra, donde pueda ocurrir el poema. El papel debe ser blanco, debe ser liso, la tinta debe ser negra, la hora debe ser cualquiera, si es la tarde mejor, si es la hora donde cambia la luz donde cambia el color donde cambia la temperatura donde todo está en tránsito mejor.
El lugar es cualquiera y es todos, todos los lugares son una sala de espera y cualquier sala de espera es buena para escribir y leer, ya se sabe. Son buenos los lugares que se mueven y donde uno está quieto, es bueno estar en deriva, trenes, colectivos, subtes, aviones, barcos. Es bueno tener siempre papel a mano, y es bueno tener la mano caliente. Estar dispuesto, merodear la imagen y la palabra.
El punto de partida puede ser una palabra, la visión fugaz de algo, una intuición, un olor, tiene que sonar adentro, despertar un eco, reverberar, y se va produciendo una inquietud, un afán, y se empieza a escribir para ver, para saber, para entender, para sacar, para incorporar. La corrección es una parte de la escritura, se hace durante, no hay después, el después es cuando uno abandona el poema, lo deja y se va, hasta entonces es escribir y el escribir incluye el corregir, el tachar, el borrar, cambiar de lugar palabras o frases, hacer enroques, rotar, invertir, eliminar, releer.
No hay plan para mí, el único plan es lograr que fluya la corriente, ser un canal.





Inéditos


Yo quería

Un círculo es un camino
que regresa al mismo lugar
después de una parábola perfecta.
Yo quería que mi vida fuera así
pero ningún dibujo se parece a otro
y todo tiende a la nada.


Procedimiento

Escribir lo tachado
como norma de lectura
caminar entre las huellas
del lado oscuro del habla
ser autor de diferencias
entre la cosa y su imagen
anular la no presencia
donde no se la detecta
ser otro en uno, uno en otro
prófugo, ladrón y peregrino
escamoteador de sentido
algo y nada y sin lugar
siempre estamos fuera
de la tierra siempre estamos
fuera del hogar.

Encuentro

La vez que el pescado me habló
en las rocas de la escollera
de las bondades de la humedad
el mal humor de los hipocampos
la intransigencia de las ballenas
de cosas insólitas que se encuentran
en la concha de los caracoles muertos
yo estaba tan apurado que lo interrumpí
sin embargo llegué tarde y ella se había ido
entonces volví a la escollera y el pescado
no estaba, llamé a mis amigos
para contarles, pero los teléfonos
sonaban y sonaban en habitaciones vacías.

Arquitextura

Hay casas que parecen vestidos
holgados o estrechos o de la clase
que pican en la piel, hay casas
que son como un árbol lleno de ramas
y hojas y animales rondando
esas casas suelen oler siempre bien
hay casas que sientes como tu lugar
y otras donde no puedes encontrarte nunca
hay casas que actúan a modo de espejo
de un lado están ellas, del otro el mundo
hay casas con mal carácter que crujen
murmuran y refunfuñan de noche
hay casas que no saben contener a nadie
y otras que casi no te dejan salir,
hay hombres y mujeres que parecen casas
y están siempre habitados por propios o extraños
y llenos de cuartos y pasillos y aberturas
por donde entra el frío viento del invierno
y luces demasiado pequeñas y diálogos
interminables y ganas permanentes de estar en otro lado.

Casi nos gusta

Detrás de la puerta está el calor
de las ideas conocidas, el ritmo relajado
de algunas nimias rutinas, está esa luz
que resbala por los objetos y un olor
imperceptiblemente rancio que casi nos gusta.
Detrás de la puerta están las cosas
que hacen que yo elija no abrirla.

Yo

Hay uno que soy yo
que interpreta la dulzura de morir
con una honda furia resignada
Hay otro que también soy
que vive corriendo sin tregua
pisando los talones de sus propios pies
Y hay otro más aún
que observa la carrera y apuesta
a que ninguno gana

Llueve sobre el mundo

Está lloviendo sobre Magritte
el tiempo hace una cabriola en el aire,
retrocede un poco, da una curva cerrada
y vuelve a pasar por el mismo lugar
la culpa no la tiene el pintor mental
pero el aire está muy liviano
hay mesas puestas para la cena
que flotan mansamente en medio de la sala
el asesino contempla su crimen por la ventana
con el rostro semicubierto por el humo de la pipa
sería bueno tener la precaución de cubrir
la luna de todos los espejos con un lienzo
sería bueno rasgar el cielo para ver
qué se oculta detrás de tanto azul
sería bueno apuñalar al torturador
con la llama de la vela.
Está lloviendo sobre Magritte
los pájaros echan raíces pero
no dejan por eso de cantar
las palabras se divorciaron de las cosas
y se fueron a vivir solas
ellas también quieren posar
para un retrato imaginario
ellas también quieren tener algo que decir
en estos tiempos hay que caminar mucho
para permanecer en el mismo lugar
pero esto no es culpa del pintor paradójico
sólo sucede que él ve lo que sucede
debajo de su paraguas debajo de su bombín
más allá de su pipa en la punta de su pincel
el paisaje se desdobla en los vidrios
de las ventanas en las telas en blanco
en las mesas de trabajo
en este día en que el mundo es un relato
y una mujer es el mundo
en este minuto conjetural en que el día
y la noche transcurren al mismo tiempo
y el significado oculto de la vida
está en la punta de los dedos
y de la lengua de cualquiera
que desee verdaderamente conocerlo.


Vértigo
La luz oblicua rebota en los azulejos
hipnótica como el filo de una daga
dibuja un tajo o una frontera
con aire de escenografía hospitalaria
del lado de allá mi mirada perdida
depositó la incertidumbre, el desamparo
de este lado quedó mi cuerpo con sus apetitos
sus temores y sus vicios adquiridos.
Hay un enorme desajuste entre este pasillo y yo
pero decido fingir que todo está en orden
y comienzo a contar mis pasos
mientras miro los pies que me transportan,
uno avanza el otro sostiene,

uno sostiene el otro avanza.


efímero

Fragilidad extrema:
un tallo de ceniza en el desierto,
el parpadeo de la luz
en el temblor de los labios.

En la cornisa de la razón, el ahogo.
Un instante,
un latido antes
del adiós.


 Si la luz…

Si la luz supiera hacer silencio
en la desnudez del mediodía
si las huellas olvidadas en el barro
no resignaran su vacío al recuerdo
si la forma del vértigo no esperara
la caída, eternamente la caída
la piel del tiempo sería apenas una caricia
una constelación de susurros
esparcidos en la noche
que mora debajo de mis párpados

  
Especulaciones

Un hombre encerrado
en un cuarto sin aberturas
anhela la libertad del espacio
que rodea su celda

Un hombre caminando por ese espacio
desea estar dentro del cuarto
piensa que ahí sería inexpugnable

Un hombre situado en el pensamiento
imagina el cuarto, el espacio, el hombre
adentro y el hombre afuera

Otro hombre escribe en un papel especulaciones
alrededor de lo abierto y lo cerrado
el papel es su teatro, los márgenes son las paredes,
el color blanco es el espacio vacío
que contiene la opción de lo infinito.


Si alguna vez…

Si alguna vez los puntos de partida
de todos los espacios provocaron agobio,
efecto de sobredosis, de lugar cerrado
donde cuesta ver aquello que importa
y nos vimos impelidos a buscar el antídoto
contra la repetición de conductas superadas
que causaron eclosión y hoy son puntos de fuga
de la memoria, mero arcón de curiosidades,
si alguna vez la sangre y la imagen comulgaran
en el riesgo de mostrar el verdadero rostro
desdeñando todo rasgo aprendido en muecas
de impostura, si nos largáramos a volar
en nuestro aliento de emergencia
como si fuéramos atmósfera, piel de planeta,
animal en el mundo, seríamos
fuego submarino, ojo de tormenta,
huellas dignas de figurar en cualquier arqueología.

   
Carlos Ardohain


Poeta y artista plástico. Nací en Mar del Plata - Estudié pintura en la Universidad Nacional de La Plata. Hice taller de poesía con Elizabeth Azcona Cranwell (1989) y Arturo Carrera (2000). Publiqué las plaquetas El ojo secreto (1998) La Hoja Bífida (1999) y Ojo x Ojo (2000). En marzo de 2004 obtuve un premio accésit en el Concurso Poesía en Tierra, organizado por el Centro Cultural de España en Buenos Aires. El libro Poesía en Tierra con las obras seleccionadas fue editado en 2005 por el Fondo de Cultura Económica. En octubre de 2011 publiqué mi primera novela, Los incógnitos, en España, bajo el sello Caballo de Troya. En diciembre de 2017 publiqué mi segunda novela, Bonarda López, en Argentina por el sello Alción editora.
En el año 2019 fui seleccionado para integrar la Antología Federal de Poesía de la Provincia de Buenos Aires publicada por el Consejo Federal de Inversiones.


(Entrevista año 2006, actualizada en 2020)

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