domingo, octubre 01, 2006

RITA KRATSMAN







Apenas se pronuncia la palabra poesía comienza un concierto de imágenes y frases que son arrastradas al pasado, en cuanto al ritmo no sólo se ocupa de modular la experiencia, sino de generar una recherche donde el tiempo tiene el rol de recuperar, aun con modificaciones, cada instante. Y si bien el devenir de la materia es aleatorio, la dicha forma parte del procedimiento.
De modo que cuando se trata de escribir, trabajar no me cansa y es el primer crepúsculo el que generalmente me incita, momento suspendido en que todavía no hay ruidos que vengan de afuera. Adentro todo tiene que estar igualmente calmo, el mundo tiene que dormir para que pueda conectarme con las primeras palabras. El crepúsculo vespertino me sirve para la corrección, es cuando el día está más sabio, después, la secuencia temporal empieza a zozobrar hasta alcanzar la noche y más allá, nuevas auroras y así.
Escribo lo que va surgiendo pero siempre en base a una idea de libro. El libro puede ser una música, una foto, un lugar, un viaje, un cuadro, un film, un personaje, quién sabe... La idea sobreviene sin que la llame, solamente estoy atenta.
Aclaro que siempre estoy buscando una estructura. Pero ya instalada en el texto, empieza una travesía con destino incierto. La perplejidad es parte del desafío aunque el fluir de la escritura siempre tiene estación de llegada. Es decir que  cuando el viaje llega a su fin, el texto pide reposar, al igual que la mente necesita tomar distancia de un tiempo anterior para volver a él de otra manera. Así que la corrección no sólo es necesaria, sino que establece una instancia nueva, la de la reescritura, que opera de alguna forma como una traducción. En otras palabras, la corrección traduce lo que la mente acumuló durante la noche, el día se encarga del resto.
Confieso además, que desde que hice uso de la computadora escribo directamente en ella. Es más, cada amanecer, me vincula a esa magia digital para continuar un texto empezado, que por momentos quisiera que no terminara. La sola idea de finalizar un texto me aterra. El vacío es la peor manera de pasar a otro instante. Es por eso que cuando no escribo, traduzco. Y cuando no hago poesía leo ensayo y novela o bien combino todo como un suerte de mixtura propia de la condición.
La poesía es el motivo que me permite transitar el mundo, es mi actitud frente a ese caos. Siempre va a haber alguien que va a escuchar o leer lo que escribimos.





Poemas


fiel a mis dioses campestres
busqué en el mapa un reino luminoso
con viento apenas y pájaros
(Monet encontraría motivos
para quedarse en una ciudad como ésta)
así es que bajé del tren dejando atrás el
barullo de la última estación
y me dije también acá es donde voy a vivir
¡qué diminuta aventura!
tuve que apartarme de mí, revolotear un rato
entre la santidad de las flores
como una abeja hambrienta, un decir, oliendo polen
en un remanso de aire y el lugar
una paleta
con la incertidumbre del inicio


***

busco un tono que me libere
también Debussy
se liberó de una obligación tonal cuando
compuso el Preludio a la siesta de un fauno basado en el
poema bucólico de Mallarmé, ilustrado además por Claude
y doy vueltas y me pierdo
con impresiones de un movimiento cantábile o
personajes de ópera perfectamente maquillados
si algo no puede fracasar es una luz de verano
cuando cae sobre la piel y sobre
los tulipanes melódicos
de cualquier manera, lo que hice entre la siesta
y el anochecer
va a entrar en una nube, no
como la contraparte de lo que soy sino
como la aceptación de que el paisaje mismo
tiene ciertas dualidades


***

guiones rojos en cada onda de agua:
Impression, soleil levant
la materia se desmonta en
diminutos puntos de luz mientras el agua
finge un parloteo
un poema de los reflejos
aparece de repente sin conocerse su lugar
si llega entero antes de la noche
la emoción se extenderá más allá de sí misma
tal vez sea útil olvidar por ahora
una luz a pleno
ninguna jornada es como se espera
camino hacia la casa
por el sendero cercado de alisos, pienso
en la disconformidad como una sombra necesaria
una canción lejana arrastra la carroña del mundo
y sus notas disonantes me taladran el cerebro, nunca
voy a saber por qué insisto en la escritura
(todavía me cuelgan del cuello las redes de un siglo)
prefiero escuchar una vez más La Internacional en
esta tarde de rebatos
la vida va
y viene con las campanas de la Sainte-Radegonde

De Giverny (Ediciones El Jardín de las Delicias, 2015)



***

veredas que suben y bajan
cada hierba entre las baldosas podría contar
una vida, techos bajos de zinc
donde las letras desaparecen con el termómetro
el único rumor que circunda da cuenta
de alguien baldeando algún patio
chasquido rítmico de una escoba gastada
la tarde se encarga del reverbero caliente y
de la vieja con sus entristecidas coronarias
en una silla de paja que
parece estar diciendo estoy rendida y no lo vi todo
pero son las 2 p. m. y está que arde para seguir afuera
una locomotora raspa las vías
aumentando el escozor de su piel, en tanto
unos pájaros que entran
y salen de la construcción vecina
imitan el ritmo de un poema de Ferlinghetti
con sus oiseaux de madera en
las sogas del lavado


***

el esmog cuelga sobre el Riachuelo: acqua morta
remanente de una ciudad productiva
una nave cualquiera alimentaría el sueño
de una tierra de trópicos
si te largás a nadar es bueno que sepas que nadie
se aleja ni vuelve
la niebla puede unificarse con tu ojo aunque
igual verías lo que hay que ver
el peso de un cuerpo en el fangal
estaría amortiguado por el ritmo alborotado
de la calle más cercana y en la palabra sujeta
a ese efecto se lee miedo
¿alcanzará el héroe a construir un refugio seguro?
Dedalus discutía con Bloom
acerca de cómo morir y enterrar a los muertos
ningún pez se animaría a remontar ese curso
y el agua, pasando por los bordes sucios
ahora

De cuerpos con música de fondo (Ed. El Jardín d elas Delicias, 2019)


***

efusión de un oscuro lineal o algo
más espeso que un elemento compacto
pretendiste arrancar otro mundo del mundo
y cerraste los ojos para soñar con una chispa noble
aunque sujeta al poder del lenguaje 
de aquellos tan meticulosos en su trabajo corriente
y que sin haberse enfrentado 
a un tribunal presidido por un juez del Infierno
practican sin vacilar una eutanasia forzosa
pensar que el cosmos
inspiraba su oráculo en plazas colmadas 
ciudades donde el arte no pactó con el miedo 
y perdió, pero vayamos a fondo                                     
¿o todo se dirige hacia una selección absoluta?
que cada lugar se levante con alas en los pies y 
con un ritmo que se añada a ese vuelo
cambio, sin que nada se pierda 
a lo perfecto del dolor se une la belleza 
como en aquel cementerio romano
cerca  de la puerta San Paolo junto 
a la Pirámide Cayo Cestio donde
se reúnen los poetas que quisieron vivir con dignidad
trina un pájaro 
sobre la tumba de Gramsci 
¿se oye?


***

de qué se habla
cuando se trata de ver
simetría en cualquier parte
ecos inamovibles como flores de hielo 
le damos rango al oficio de la lengua
hasta con los labios partidos
pero cualquier resistencia es valiosa
la reflexión, de por sí establece grados
qué es la soledad sino la escritura misma
y dentro de ella las formas moribundas
la vida dura un viaje, aunque 
el esfuerzo por conocer sus artificios
te lleve nada más que hasta el limbo de las ramas
y el mar en el botón de un cardo 
cuando el sol golpea con sus olas hasta 
dejarte exhausta
¿cómo volver? ¡ah si hubieras entendido!
en cuanto puedas
pensá en aquella tarde de agosto
era agosto, ¿no?, con sus acordes circulares
a los lestrigones y a los cíclopes no les tengas miedo
desde la bitácora de Ulises
llega una voz que 
de esto sabe


***

siempre pensaste:
en tanto algunos extraen agua de
los manantiales sin beber de ellos
otros se aturden con discusiones sobre la semántica
maniobras lustradas por la insistencia 
y tu ritmo cardíaco más fabuloso
frente a una pantalla en la semioscuridad
el escalofrío rompe la monotonía
cuando las nubes pasan por el sur y bajan con notas disidentes
siempre lo vas a recordar por el amuleto que guardaste
hasta que florecieran las azaleas
no, no va a terminar nuestra deriva y su precio 
¿qué ganó 
el mundo hasta ahora?
en circunstancias adversas
es mejor que comprendamos a los pájaros
o qué hora es ésta con un antes sin después
en que el viento, se sabe 
es el único grito
¿encontraremos por fin la lengua
para decir lo que no nos dejan 
o decirlo como más nos gusta y hasta
con el fragor de un campana? 
llegaste al secreto
demasiado tarde


***

¿escape soñado? Corral
encierra realidades y sueños eternos
el lobo, se hace oír en las fronteras
cada idioma tapa el sonido de sus teclas o
no eran claros los objetivos, adentro 
es un espejo de afuera, así va la carne
al ardor del hemisferio, no
no es el insomnio, sino el pánico 
ante la voluntad fugitiva ¿hasta qué número
cuenta la muerte para empezar a alegrarse?
cifras, es lo que se sabe a la mañana temprano
el sinfín de la agonía nubla el horizonte y lo acorrala
donde aúlla la Tierra el corazón se achica
la sal sin embargo
está en el trigo al otro lado del mar
o qué quiso decir
esa crucial zancadilla de la periodista húngara
en las ruinas de su alma no queda una sola pieza de amor
pensó el que estaba tirado a quien
el barro de sus zapatillas y otras cosas valiosas 
se le redujeron de pronto a 
un jadeo nervioso
y aun para los que creen que a ellos no les puede tocar
el grito de la depuración
llega hasta los leopardos de la luna
mientras la noche se ahueca 
como el pecho de un pájaro 
cuando se despide


De Faro Meridional


Rita Kratsman

Nací en Buenos Aires, soy poeta y traduzco poesía italiana. Publicaciones: Color y Sepia (Libros de Tierra Firme, 1998); El Cuaderno de Amanda, Señora Mariposa (Último Reino, 2005); Aria con Variaciones, (Último Reino, 2006); El Lugar (El Mono Armado 2010); Giverny, (El Jardín de las Delicias, 2013); Tornasol (El Jardín de las Delicias, 2015); Cuerpos con música de fondo (El Jardín de las Delicias, 2019) y Faro merdional, (El Jardín de la Delicias, 2021). En traducción, Una hora existe, antología de Franco Fortini, poeta italiano de posguerra (Ediciones Dante Alighieri, 2007), trabajo introducido y seleccionado junto a  Susana Anfossi, con prólogo de María Ester Badín. Participación con una sección a mi cargo en este blog, El Desván de Rita Kratsman: eldesvanderitakratsman.blogspot.com y en El Infinito Viajar con PostData, cartasdeamoryotrosafectos.blogspot.com y Banco de cartas.







No hay comentarios.: