jueves, febrero 22, 2007

ANA PORRÚA







Lo que manda, en principio, es la necesidad de escribir algo que está allí y aparece, interfiere y se interpone en casi todo lo que hago o miro. Como imagen difusa pero persistente, como detalle o fragmento, empiezo a ver el poema en los alrededores, en ciertos colores o formas, en movimientos. En este sentido, no tengo momentos preferidos. Puedo escribir a la mañana, a la noche, a la tarde, cuando se arma un tiempo propicio. Suelo hacerlo de manera interrumpida, abriendo el archivo, moviendo palabras, borrando, probando su resistencia, su cercanía y minimizando. Otras veces me dedico a escribir un rato largo, hasta que siento que no da para más.

No hay estaciones, no hay horarios, hay períodos en los que escribo y otros en los que no lo hago. No soy metódica. Si bien no creo en la inspiración, sé que en mi caso la escritura está asociada a cierto estado de percepción singular, a cierta sensibilidad (no estado de ánimo). Este modo de la percepción tiene que ver con la agudeza y a la vez con la distracción. Como si se produjese, ante eso que aparece como imagen, una suspensión de la atención que me permite sólo ver algunas cosas (pequeñeces, siempre) como iluminaciones, como objetos o gestos de alta intensidad.

Escribo por lo general, en la computadora. Puedo anotar frases o versos en papeles y en cualquier lugar; suelo perder los papeles y con ellos lo que creí era el principio de algo. Puedo estar escuchando música suave; no en medio del ruido. Prefiero el silencio. Nunca parto de un plan, pero al escribir unos poemas ya se arma un campo, una zona común. Luego busco entradas nuevas a esa zona y ahí es cuando ingreso a las lecturas científicas, de divulgación, teóricas, mitológicas, geográficas, o lo que sea. Allí hay información (que puede desaparecer del poema, pero también convertirse en soporte elidido o expreso de algo que quiero decir), figuraciones (que abren otras figuraciones, o me envían a otro lado), modos de leer, de percibir. Escribo poemas procesando estas lecturas, e incluso las uso en relación a la densidad de esa imagen. Así estarán los poemas que tienen que ver con mi percepción inicial cruzados por estas lecturas. O estas lecturas darán como resultado otros poemas, como si se tratase de entrarle a algo por varios pasadizos (muchas veces aleatorios, secundarios; otras, grandes vías). De este modo –o aproximadamente así- se arman tensiones que van construyendo el texto como un río, como caminos o atajos. Cada uno pretende ser autónomo y a la vez estar tejido a los otros.


Puedo estar leyendo novelas o poesía porque lo que me gusta leer no se parece a lo que yo escribo. Como soy crítica de profesión (y por opción) puedo separar mi escritura de mis lecturas. Corrijo siempre. No podría separar corregir de escribir. De hecho corrijo mientras escribo y no sólo como tarea final. Algunas veces corrijo poco pero minuciosamente. Otras me alejo mucho de lo inicial.

Sí, dejo "descansar" lo que escribo. A veces de un día para otro. A veces períodos más largos. La causa del "descanso" suele ser que no puedo escribir más ese texto porque ya corregí demasiado o porque nació empantanado. El mejor descanso es el primero. Es necesario y es productivo. Uno toma aire y vuelve con más distancia. Entonces, puede seguir escribiendo; encontrar la brecha, una brecha. Otras veces el descanso se convierte en olvido. Sencillamente me olvido de eso que escribí. Cuando un día recorro archivos y lo encuentro, puedo leerlo con otros ojos. Tal vez, retomarlo. Sólo tal vez.

Suelo pasar a algunas personas lo que estoy escribiendo en un estado ya "avanzado". Son lectores en los que confío. No son piadosos (y eso es importante), critican y la crítica me ayuda a seguir escribiendo.


















La poesía aparece en forma de imágenes, no como música. Una imagen o un verso narrativo que surge de una visión simple: hormigas cargando comida en procesión hacia el hormiguero, un pez plateado que sacan del agua, cangrejos en la orilla, un color en una mata verde. A veces ese verso aparece ya bajo el ejercicio de la retórica, como una metáfora o como una analogía –no lo pienso en ese momento, aclaro- y entonces, tendré que ver cuánta limpieza hay en ella, si es válida o no. Pero la mayoría de las veces la imagen es lo que veo (la natura suele ser retórica, estética en un punto): una imagen objetiva. Otras, surge una escritura más descriptiva. No se trata de una revelación sino de ver algo que está ahí, un detalle; tiene que ver con el ejercicio del despunte (me salta a los ojos, o al oído) o de la contemplación (que suelen ser fases sucesivas en la previa y en el proceso de mi escritura).

El resultado de este comienzo siempre es breve, porque mi poesía tiene que ver con la brevedad. No llego a la brevedad a partir de la depuración. El inicio es la brevedad que luego se transforma en algo también breve o se vuelve más breve que cuando surgió. Hay, efectivamente, algo de notación, porque lo que se ve parece suficiente en sí mismo. Sin embargo, cualquiera que lo haya intentado sabe que escribir eso que se ve o se oye no es tan simple. En mi caso, eso es una parte árida del poema, trabajosa. Luego, el intento de fondo (puede fracasar) es reconstruir cierta intensidad, un punto alto (por efecto de transparencia, de opacidad, maquinación perfecta, ilusión o fisura) de la percepción.


Más adelante, comienzo a escribir bajo la idea de serie. A partir de un objeto, una sensación o un tópico, pequeños poemas que arman constelaciones –o pretenden armarlas-. Así escribí hormigas y samuráis, el chenque y así estoy escribiendo –hace unos años- la piel. Hace mucho que no puedo escapar de la serie como zona de producción. En realidad, tampoco lo intento demasiado. Allí es donde aparece, para mi, cierta musicalidad que tiene que ver con la sintaxis más que nada, con el trabajo de la frase y los términos en rotación o sustitución.




















POEMAS


(3)

la combinatoria exacta del eco:
el sonido cae como lanza o piedra en el agua.
desde el chenque hacia el mar, traza una línea de plenos y medios tonos. cortes: hendiduras lábiles o muescas por abandono del territorio propio. fuera del corral y la manada, será otra la modulación de la voz. nunca hace fondo, sólo va sumando cualidades de aquello que toca o la toca. así, cierta tensión del aire cerrado, compacto; cierto tenor grave del viento que le lima los agudos. en segundos, vuelve y es otra.


(4)


oído absoluto: el viento es la nota que afina una topografía cierta. del chenque al chenque como una enorme sábana pesada y seca, que se agita de manera asimétrica, fuera de compás por los lados. así, un sonido.


(5)


acá no hay aguas profundas sino extensas. kilómetros de agua. millonésimas de litros a lo largo. del otro lado, decíamos, china, los chinos, el sonido metálico de un habla, el suave golpe de los palillos contra el cuenco a la hora del almuerzo, los grillos rozando las patas en jaulas livianas de madera balsa. de este lado, el viento que eriza el lomo del agua cuando lame o clava la lengua, nosotros, sentados en la playa, en la jaula del chenque, con los ojos calando la distancia.


(6)


el chenque: precisa caja de resonancia.


(10)


materia insuficiente la infancia cuando avanza a contrapelo del viento. será necesario abrir una hendidura, oponer una fuerza móvil a esa fuerza pareja. el viento pide simetrías, se sabe, esfuerzo de algunos cuerpos.


(14)


acá no hay garzas. acá no hay línea rosada (salvo en la tarde como incrustación del cielo). acá no hay flamencos. acá no hay, ni hubo, ni habrá dragones. acá hay martinetas (negro y blanco, una pluma y otra pluma en contraste camuflado). acá hay maras, distorsión de la liebre que a su vez es desencanto del conejo. acá hay piches, corazas. acá hay viento. acá hubo tehuelches. éramos nosotros.


(17)


existen los alacranes (inscripción luminosa del peligro en el pozo de arcilla). existen los ñandúes y sus enormes huevos blanquecinos, porosos. se cala un extremo. un agujero con forma de hexágono imperfecto. se diseca para guardar el precioso tesoro (adentro, un charito muerto, de plumas empapadas).


(19)


acá hay uñas de gato y dientes de león. se chupan el agua. se la quedan, como los camellos y los dromedarios. hacen hojas carnosas tubulares y con ángulos. las flores tienen rayos finísimos, pétalos que parecieran elegir una lógica inadecuada. esto hay: y la mancha rosa viejo de la mata que se extiende en la arena de la costa. pero acá hubo una retama, resguardada por la placa de hormigón. pocos, muy pocos colores rompen el continuo. se necesita una mirada educada en lo liso. se necesita un ojo que pueda descansar sin arabesco, que no pida lo que no hay. que no pretenda.


(23)


el desierto: sin medias tintas.


De, El chenque






hormigas




(1)



I

una vida alrededor
del alimento.




II

eligen los muertos
en un campo de batalla ajeno.
la caparazón dura y brillante
del insecto medieval:
diminutos mosaicos luctuosos
bajo la presión de sus pinzas.


III

el fragmento del ala de una libélula:
imposible tocado de novia
(tul imaginario)
sobre la cabeza
de la obrera.



VI

En un hormiguero nadie se preocupa por las águilas
                                                                       Henri Michaux



hay universos que nunca se juntan
las hormigas son ciegas a la altura:
su única mística es la del trabajo.


(2)


I

la hormiga sobre la guarda de papel
no ve el diseño art nouveau de las hojas
(amarillo contra fondo ocre)
sino una vasta superficie lisa
y monocromática.


III

¿dónde guardan
la memoria
las hormigas?


IV

en esa milimétrica
porción de cereal
en ese cristal azucarado
-o quizás en la forma de engancharlo
y tirar hacia arriba-
está toda la historia
de su especie.


VIII.

la presión de mi mirada
sobre el diminuto lomo
como materia húmeda
que no se disuelve.



samuráis (a B.S.)


samurai clásico


II

soy una hormiga guerrera
pensó el samurai
la primera vez que su madre
cubrió sus hombros
con prenda de seda.



III

el samurai
se soñó sin su espada:
un animal
pequeño
que no sabe
las pausas
internas
del horror.



IV

vio el mar por vez primera
recordó cuentos de infancia
(una voz baja contra su oído):
‘no hay espada que hiera
a este dragón de agua’.


V

el arco tenso
enseña a ver
lo mínimo
en un círculo.


VI

sobre la estera
sentado
contempla la luna.
conoce
como ella
su propio brillo,
pero sabe
esconderlo tras las nubes.


IX

la seda del kimono
es el junco
que recubre
un cuerpo más duro.


X

el deseo
de poder quebrarse
como una caña
alejada del río.


XII

el samurai y la hormiga
frente a frente
(sólo el aire denso los separa)
quietos:
ambos vestidos de púrpura.


el camino del samurai (ghost dog) 


II (ritos)


1

en medio del despojo
el samurai lee
mandatos medievales:
"el camino del samurai es la muerte.
uno debe meditar a diario sobre la muerte
inevitable.
cuando el cuerpo y la mente están en paz
uno debería considerar que es desgarrado por lanzas y flechas
por rifles y espadas, que es arrastrado por olas tremendas,
que es arrojado a un gran fuego,
que se le cae un rayo encima,
que muere en un terremoto,
que cae en un acantilado de miles de metros
que muere por una enfermedad
o comete seppuku por la muerte de su maestro
y todos los días sin falta
uno debe considerarse muerto.
esta es la esencia del camino del samurai."


2

la belleza de la guerra:
un cuerpo dibuja formas/
avanza sobre un enemigo ausente/
reconoce lo lleno y lo vacío.


4

el movimiento oriental
en los puños del oso.
un cuerpo enorme
y negro
que ensaya una danza.


(calles)

1

la escena inaugural
del samurai moderno:
un pasado en la calle/
un negro a punto de morir/
un mafioso que lo salva/
y lo entrega a otro tiempo
-aún más lejano-
inscripto en los ideogramas
de su camiseta ensangrentada.


3

pocos pueden ver
al samurai/
al perro fantasma.


4

de la calle:
un perro.
de la muerte
(o la conciencia de la muerte):
un fantasma.


5.

como las hormigas
que defienden
a su reina/
el samurai
elige
una zona de la muerte:
la vida de su amo.


6

"si la cabeza del samurai
fuese cortada
él aún
podría llevar a cabo
una acción más con precisión":
entregar sus preciados tesoros
a una niña y a un haitiano/
"respirar siete veces"
-como aconsejan los ancianos-
y partir hacia la muerte.


De, Hormigas y samuráis


Ana Porrúa


Ana Porrúa (Comodoro Rivadavia, 1962) es ensayista y escribe poesía. Ha publicado con trapos en la boca, 1992; hormigas y samuráis, 2001; el chenque, 2005; dos antologías de poesía latinoamericana Traficando palabras y Alicia en el país de las pesadillas y otros poemas y un libro de crítica sobre Leónidas Lamborghini, Variaciones vanguardistas. Vive en Mar del Plata.

miércoles, febrero 21, 2007

VANNA ANDREINI




Mi computadora está a la izquierda de la ventana de nuestro cuarto, enfrente de ella está la pared repleta de fotos y de un montón de dibujitos, a la derecha la cama y atrás la tele. No es mucho el espacio, los libros se superponen a los adornos, las películas, los juguetes, pero ese es mi lugar para escribir y sin todas esas cosas alrededor me sentiría terriblemente sola. Me gusta el pequeño mundo a mi alrededor y es por eso que siempre escribo directamente en mi computadora. Me encanta la luz de la mañana que entra, me encanta ver pasar los gorriones yendo para el nido y me encanta descansar la vista sobre los retratos que mi hija me hizo, los colores me ayudan a la hora de elegir las palabras que necesito. Siempre escribo de mañana, cuanto más temprano más me gusta, me hace acordar a las mañanas de mi infancia cuando mi padre nos llevaba tempranísimo a la escuela y todos los campesinos ya estaban en los campos. Por otra parte, no tengo otra opción ya que trabajo en las tardes y la noche me abruma.

Suelo tener un plan para escribir aunque a veces no esté tan segura de cómo quiero que se realice o de cual sería la mejor manera de llevarlo adelante. Escribo y luego el resto del trabajo lo hago en mis viajes en subte, en colectivo o mientras camino para llegar a lo de mis alumnos. En mis desplazamientos sigo pensando, a veces anoto cosas dispersas, otras veces son los textos que elijo para las clases de italiano los que me ayudan a encontrar una forma para llevar adelante mi plan. Es casi siempre viajando que se me ocurre como seguir, una vez que me siento en la compu ya empiezo y si veo que no funciona entonces me levanto y no escribo más, trato de volver a salir o me pongo a leer o, la opción más realista, me ocupo de las cosas de todos los días. No me da placer estar sentada viendo si se me ocurre como hacer el trabajo.


En general realizo investigaciones, aunque no sean demasiado ordenadas, busco lo primero que se me ocurre que se relaciona con el tema y luego escucho las sugerencias de mi entorno y voy a buscar. Pero muchas veces en las clases se presentan textos y lecturas en los que jamás hubiera pensado buscar y allí voy. Casi nunca termino de leer los textos que me parecen relacionados con mi libro, salteo, voy y vengo, busco como si se tratara de un diccionario. Me encantan los diccionarios, me gusta mucho saltar de un sinónimo a otro hasta que doy con la palabra que mejor me suena, aunque no la use.
Con las correcciones necesito casi siempre de otro, es el momento en que necesito que los demás intervengan. Escucho todo, anoto y luego reviso. A veces me cuesta despegarme de un comentario y necesito volver a leer el texto muchas veces, además de dejarlo descansar. Pero fundamentalmente corrijo a partir de las lecturas de otros y siempre hay alguien a quien le cedo la voz para ayudarme. Aunque necesito que sea alguien a quien admire (no importa de que ámbito venga). Ahora la instancia de la corrección me gusta y la disfruto, antes me sentía invadida pero luego aprendí que entre lo que te sugieren y el texto hay intersticios, lugares que me permiten volver a mi voz pero desde otro lugar, posiciones más oblicuas que es lindo buscar aunque lleve tiempo y uno se desgaste en discusiones sobre porqué una palabra o una construcción en vez que otra.


Escribir me encanta, adoro las palabras, como se ven escritas, como suenan y lo que dicen porque siempre dicen millones de cosas. Cuando era niña subrayaba los libros y luego transcribía lo subrayado en un cuaderno. Siempre había mucho que escribir así que casi no volvía a leer lo anterior, pero cuando me sentaba a leer me parecía poseer el cuaderno más maravilloso del mundo. Así que el escribir estuvo siempre cargado de magia, y la palabra de emoción. Igual no llegué a ello con facilidad. La universidad me ubicó en otro carril y durante un tiempo, los diarios, los cuadernos estuvieron relegados a una caja en el ropero. Terminar la facultad fue una liberación, reacomodar en mí lo leído fue un placer y conocer gente que escribía una salvación. La poesía apareció como la primera opción para reencontrar muchas maneras de ser y de haber sido, para jugar y reimaginar- reinterpretar la experiencia. Los poemas surgían y surgen de mis experiencias, de mis lecturas y de todo aquello que estaba y está en mi pequeño mundo. En el momento de escribirlos ellos son mi única realidad y me permiten jugar con el italiano recuperando sonidos e imágenes de mi infancia. Los poemas son un pequeña patria dentro de la cual me siento reconfortada, por lo menos hasta que están en mi computadora y son sólo para mí. Luego, como toda patria o casa paterna te expelen y resulta muy extraño reconocerse en ellos. Cuando los empiezo a corregir y los leo con otros, ya me siento otra vez extranjera, incapaz de manejar bien ya sea el español que el italiano, el ritmo y las construcciones, me siento como un albañil al que creyeron arquitecto, que se sabe en falta pero no se atreve a admitir su culpa, entonces reza en secreto para que nada se derrumbe y para que nadie lo acuse de estafador.


Poemas


I. La gran muralla

Florece en la adversidad

Viernes
Frankenstein primero:
hay dos monstruos allí
INCUESTIONABLE
el cuerpito emparchado
y él
El doctor
ilustre hijo de la ciencia.
El cuerpito zurcido
aprende el mundo desde un cobertizo ajado
niño indeseado
fagocita lo que oye
padre-madre-hijo-abuelito ciego
fuentes de su experiencia
una familia como T.V.
¡¡ Que desventaja nacer de grandes dimensiones!!
imposible provocar compasión y menos
todo arrugado por las costuras,
a mi sí
me gustan los gordos grandotes
me dan ganas
INMEDIATAS
de ayudarlos.
Pienso como
- Amor Verdadero
- amor no sexo
- dulzura y sexo
mejor.
Pero no resolví la cuestión de la compasión
los veo y
los abrazaría
a los tontitos también
no así a los paralíticos, los grandes,
los niños sí
a Ellos los amo a todos.
No, no,
vuelta atrás.
¿Las dimensiones son insuperables?
¿Idealizo?
¿Todos los gordos me dan lástima?
COMPLICACIONES INMINENTES.
Sentir lástima!
Dicho así me siento fascista
lo soy.
En algún lado llevo un gen
de un abuelo empleado bancario
amante de su camisita de color bien planchada.
Un Gen
no me gusta
muy actual, poco significante.
Digo:
cargo con claras informaciones Experienciales
Familiares, lo viví en cuerpo y alma
Example
Mónica gritándome -imbécil, la vacuna contra la varicela
NO EXISTE, qué le diste- pero- pero sos una retardada.
Oia, levanta la mano, esta vez zafé, será que tengo 32 años.
Ella ¿no siente lástima cuando me grita enfurecida?
Si, creo que es mi falta lo que la enfurece
'Lástima y Violencia"
la enfurece porque "parezco normal"
PRECISIONES
no tengo discapacidades físicas ni mentales claramente individuables
lo otro
- Dios sabe
- Dios tiene un plan
- Es un llamado a nuestro ego
Pero ¿y yo en todo esto y
el sentir lástima?
Burgués, es un sentimiento Burgués
como la caridad, no conduce.
(Para eso me tengo a mí misma y me sobro).
Los campesinos por Frankenstein
nada de lástima
la soledad, el abandono, el padre ausente,
nada de correcciones políticas.
miedo
Miedo y Rabia
agarrátela con el doctorcito
no con nuestros hijos
¡fuera!
Me gustó esa escena de la película:
El campesino desaliñado
cara de facineroso
aparece
a paso no rápido pero movidito
con la nena en brazos
Ella, re buena actriz, bambolea su cabecita
y sus piernas, se ve un brazo, el movimiento
como esos perritos de autos que parecen decir
si bueno, voy a, soy un, me gusta sí, sí, me gusta ...


Sábado

Retomo.
Elementos monstruosos:
Las dimensiones (el cuerpo deforme)
Las cicatrices (la subversión de la estética)
La torpeza (el mal manejo de las normas)
pero monstruo no se es desde siempre
(aunque el grandote nació monstruo
quizás ahora el pobrecito encontraría una institución donde recluirse y ser amado.
Pública, debería.
¿Quiénes serán los huéspedes de la Casa de Ronald MacDonald?)
Estoy tentada
pero no voy a pasar al monstruo "moderno"
no quiero entorpecer y confundir
silogismo tras silogismo
llegaré.
El Doc., es monstruoso,
OBVIO.
Niño mimado, bien mimado,
estimulado por demás
miembro de una familia sin moral religiosa
seguro habló temprano y
zas
le pusieron el mundo a su disposición
nada de piñas ni de
si hablás te tiro por la ventana
no,
seguro amo y señor del hogar familiar.
Hacen lo que el niño dice
debilidad- admiración o convicción
una cena en casa
oh, exasperación total del invitado,
si no me voy lo mato
o
termino diciéndole a mi amiga que
hasta mañana,
ciao Víctor, que lindos rulos tenés.
La madre sabe
en general saben
pero es más el orgullo
que la vergüenza
orgullo: te muestran su labor
no sólo
se muestran bajo otro aspecto
¿Cuál?
Reposo
como madre necesito meditar
mi analista recién llega mañana.
(…)



IX


El gusano luminoso que vive en nueva Zelanda, desliza por unas finísimas hebras una al lado de la otra una baba. La deja a distancias regulares, son gotitas y brillan como diamantes guardados en un oscuro cofre azul. Las hebras todas juntas y llenas de gotitas cuelgan del techo de una cueva, si entrara un poquito de viento las movería como esas cortinas chinas que venden en Belgrano. Quizás producirían una suave música de cuna. Las mariposas entran atraídas por el brillo de este rocío, vuelan hacia ellas y allí se quedan pegadas. Entonces el gusano baja por la hebra, se desliza sobre sus propias gotas pegajosas y se las come. Me gusta esta mezcla de belleza y repugnancia.


X.


Torino, 2002. Joven madre presa por matar a su beba de 2 meses. Declara sollozando que fue un accidente, se le cayó luego de tomar la teta. La niña tenía la cabeza arañada y en su cuerpo ningún rastro de leche desde horas y horas.
En la tele saltan sus lágrimas, salpican hasta esta latitud infinita, el amor de una madre, del amor de una madre no se desconfía. Acido nítrico, me dejan unas manchas moradas y humeantes, no hay caso el agua no arregla el dolor. Sebas me pregunta cómo me hice eso.



De,  Monsteric 


Vanna Andreini


Nací el 7 de abril de 1970 en Padova pero toda mi infancia y preadolescencia la pasé en Grosseto y en Marina di Grosseto en Italia. Luego llegamos a la Argentina. Estudié letras en la UBA. Publiqué mi primer libro Bruciate/Quemadas en 1999 con la editorial Siesta, luego en el 2003 publiqué Furias en Belleza y Felicidad. Ese mismo año obtuve el subsidio a la creación de la Fundación Antorchas y pude publicar Monsterinc con la editorial Vox. Obtuve dos becas de la Fundación Antorchas una para hacer un taller de poesía y otra para un taller de experimentación escénica. Ahora estoy trabajando con Delfina Muschietti en la realización de mi proyecto de doctorado sobre las primeras poesías en friulano de Pier Paolo Pasolini.

YANINA MAGRINI




Somos dos. Mi poeta y este sinónimo de cuerpo femenino.
Tengo una relación constante con la vida cotidiana, con los objetos contemporáneos y urbanos. Los traigo, los escribo, los describo. Uso sus nombres, pero vivo extrañando dentro de ellos mi lado íntimo; Lo que quisiera manifestar pero que en el fondo no dejaría al descubierto.
La que escribe tiene la mirada brusca y llena de decepciones. La medida de la ironía me pierde, me fisura y a veces, hasta me traiciona. La consigna de mi escritura es abusar del sufrimiento áspero y conmovedor, es llevarlo al término de abrir el espacio. Quiero decir, dejar que el poeta sufra su encuentro con la palabra y que deje en ella su intuición, y su pensamiento tan oscuro como necesario. Todos tenemos una servidumbre adentro.
Tengo una relación constante con la vida cotidiana, con los objetos contemporáneos y urbanos. Los traigo, los escribo, los describo. Uso sus nombres, pero vivo extrañando dentro de ellos mi lado íntimo; lo que quisiera manifestar pero que en el fondo no dejaría al descubierto.
Hay espacios favoritos, situaciones que quisiera vivir junto al lector, por ejemplo, el silencio, la grosería, la realidad y la culpa como una parodia necesaria e inevitable.
No creo en las musas. Creo en el error, la vida cotidiana, la culpa, la memoria, la mentira.
Por lo general, mi desafío no sería solamente el escribir por el sólo hecho de hacerlo, sino el de transmitir un inmenso egoísmo.


Poemas


página 99

El diccionario de sinónimos
dice que
la idea
es una premonición,
que en la verdad
se revuelca la miseria,
que un descuido poético
desnuda la queja del gorrión.


Y
yo
sigo
buscando el antónimo
que canalice mis venas.


Un diezmo
que pueda entregar por mi rescate.


como si fuera real

Apenas pude llegar
y tomar algo que me acercó
hasta la mujer-actriz,
hasta el ridículo gesto adolescente
de doble riesgo.
Cruzar la puerta y sacarme este abrigo
que pesa como nadie,
también el zumbido de inconscientes,
de razonamientos que dan miedo
entre voces que no tienen señales,
entre recetas difíciles
contra todo caso de soledad;
o entre soledades
que
siguen
resistiendo
a
pesar
de
todo.


Ahora sólo quiero este espacio
de cortinas estáticas,
iridiscentes murallas blancas
absurdas
mudas.
Hacia el norte el círculo de sal
que no tiene mirada
ni llovizna
y hacia el Sur
el Sur.
El Sur en una noche más que perfecta;
sin mi mano
sin mi sombra,
con la cerveza helada
y ésta enorme porción de pizza
que rebalsa
como si fuera real.

no me tomes en serio

Te digo que este tiempo deja
mercurio
almíbar
huellas de vidrio roto.


Pisa los escombros
revienta las ciruelas
muerde los espejos
come
de mi uñas
bebe
de tu esperma.


Te digo que habrá más tiempo,
habrá preguntas que deberíamos olvidar
o no haber aprendido nunca.


Pero no creas todo lo que digo,
no me tomes en serio;


La niña todavía no se duerme.


herederos de la tierra

Deja de llover
cuando nacen extraños
que lideran procesiones subterráneas.
Cuando debajo de la puerta
se crían insectos suburbanos;
ciegos herederos de la tierra,
humanos
de membranas resistentes
y extremidades veloces
que atraviesan
desde lo más profundo de una fisura
la luz
de la noche que tiembla.


Deja de llover
cuando en el costado
de mi calle
hay un río de aguas negras;
cuando tengo un rincón oscuro
en mi bolsillo izquierdo
con todos los desechos
que arrastra la corriente.


por las dudas


Todo llega al fondo de la casa
en una tradición de muerte:
los papeles del adicto,
las muletas del inválido,
el placer de la mano sin cuerpo,
sin palabras que golpear.

Pero no todo muere desde el fondo, claro.

Tengo un puñado de ciruelas verdes
que quieren sobrevivir
entre paréntesis
con la puerta de atrás asegurada.

Por las dudas.
¿sabe?


yo confieso

Cuando le dije a mi abuela
que me había enamorado


me aseguró que sería otra víctima
de la impaciencia
y el olvido.


Tengo todo lo necesario
para comerme las entrañas;


amor, ansiedad
y memoria.


más por más

Sobre la mesa de luz
una cosa así
de temblores
y metamorfosis
en la punta de la lengua,
donde un epitafio sexual
dice que todo puede ser ambición;
desde los hijos
que van saliendo de mí
hasta el desequilibrio ciego
de mi única salida.


aviso

Cambio desparpajo femenino
por rengo de manicomio,
vestimenta de payaso
por traje de animal.
Cambio lirismo pegajoso
por digestión lenta,
pedazo de enfermo
por "lo bien que se te ve".
Cambio escrache
por amnesia
remiendo
por ficción.
Cambio sexo incongruente
y después
la incertidumbre del otro
por un poema de mierda.


Pequeño relato de un encuentro casual

¿Qué hace un cascarudo
con cara de jugador local
en mi tarro de basura
entre restos de yerba
dioses y adioses
vacíos cortantes
pollo a la portuguesa
corazón apretadísimo
cáscaras de mandarina
entregas desesperadas
puteadas irreversibles
hilos de mortadela
confrontaciones estúpidas
manzanas pasadas
propasadas
podridas
re-podridas?

Viene de la extraña similitud
entre la naturaleza mediocre
y el ojo inquisitivo,
entre su mínima indiferencia
y éste miedo de mariposa.



DeMiralo bien



Si te falto el respeto
capaz que ni siquiera te das cuenta.
A mí me da risa. Todo.
Te lo advierto:
escribo para nadie y ojalá nunca pienses como yo.
Medida o equilibrio
sería precisamente
otro
en mí;
ahí la hostilidad
el robo a los marmotas
lo extremadamente ajeno.


Yo hablaba de buscar compañía;
ignorancia
por ejemplo el derecho de arrogar el dolor
abusarlo mal
mostrarlo abierto en su payasada.


Quiero decir, alguien va a pagar por el error de ser
error mismo . . .
Pero no te incomodes, no te sientas mal.
Estamos solos.


Uno de los dos está haciendo de imbécil.


damearte

Y había una pila de alpargatas atadas con sisal.
Redescubrir a Rubens, por ejemplo, partiendo de la sorpresa
del instante fantástico,
perpetuo en obra de arte
o de hartazgo
o de (imagino) manifestación de gauchos descalzos
puteando en suerte, frente a una ventana de la misma sala.
Muestra adjudicada al sufrimiento de las partes (se dice)
que sangran sobre la no inteligencia de parecer no voraces
o transcurridos
o desgraciados en gracia de hacer estilo propio.
Aunque, parte sangrante, bien podrían ser las cuatro mil botellas
de malbec que Luigi Bosca sacó en homenaje a Jorge de la Vega. Y esto también es arte.
Y ya nadie distingue gaucho de guachada,
estilo de estilete
tela de Estela
o Laurita
o estímulo a qué precio.
A qué precio la diferencia.
A qué precio la diferencia.


de imagen y semejanza

Toda sombra merece tener el rigor de un perfil,
y su rebeldía, la genuina esencia del hombre solo.
Se dice que lo vital late siempre en máxima agonía,
como el Efigie dentro de un plano, por ejemplo.
Que Hlito sabe exponer su vacío inmóvil en un
cuadrado menos brusco
o menos justo
menos curvo
ocre, no sé. Eso.


No quiero hablar de la palabra cuando debe mostrar
imagen de vacío.


Si por el borde roto de un jeans se viera el muslo pictórico de la obra,
todo lo demás, no sería literatura.


envío a domicilio

Comprame un perro y no saques a pasear mi instinto animal.
Comprame un perro y un mantecol de esos bañados en chocolate;
sabés que el amor me deprime y el estómago reclama su consuelo.
Fijate si conseguís también el suplemento de cultura del día sábado
donde sale una nota a Boccanera que me pierde.
Bueno,
también me pierde Diego Rivera, Gardel y... Victor Sueiro.


Mandame todo con un cadete

Sucede que perfecciono bestias en un hotel de paso,
canastos con flores
y vírgenes en las esquinas.


había una vez un hombre


Ayer estaba leyendo un libro de cuentos, esos
en donde la princesa besa al sapo
y se convierte en calabaza.
No, no era así.
Donde el sapo besa a la calabaza
y se convierte en princesa.
No, no creo que el sapo haya querido
el lado femenino,
más bien, el sapo, podría ser menos justo
y llamarse a sí mismo hombre verde.
Pero esa es otra historia.
Esa es la historia del Increíble Hulk:
- "Había una vez, un hombre nervioso que se ponía verde cada vez que
le hacían notar que una transición no se rebuzna,
se concibe..."
pobre angelito?


(Diccionario Santillana.
Primera edición 1998.
pagina treinta y seis.)


ángel: Espíritu mítico creado por Dios, para su ministerio.


(Diccionario Santillana.
Primera edición 2001.
pagina noventa y siete.)


Hombre: Ser humano. Mamífero caracterizado especialmente por su posición erguida al andar, lo que ha producido un notable alargamiento de sus piernas. Este género de mamíferos, es el único que ha logrado formarse un medio artificial de vida por el cual se transforma a sí mismo ( homo sapiens).

-¿qué pasa?
¿Querés otra puta diferencia?


ellos (los inmunes), tienen el dominio y la maniobra,
el secreto
y la fórmula de la mismísima salvación;


lejos de nosotros
el no necesitar/se, querido,
y con eso,
casi que les basta.


cuando hablamos de golpe


Dejame ver dónde tenés el gemido,
los aplausos,
la súplica del perdón.


(Es temprano todavía y hasta las diez de la noche puedo cambiar el error de ser todo lo roto;
si el olvido moviera mi cama,
si trajera un relámpago
somníferos).


A ver, mostrame dónde guardás toda la estupidez del golpe;
o la víctima.


tras_lado

En algún momento de la noche
cuando toda grieta
deja de acumular rumores,
se retoma en estallido
el abandono.

Después,
irse:


instinto de no alcanzarse
hasta el final.


preguntame

Hace más de diez años mi abuela moría en una noche como ésta (y hasta la tres de la tarde nadie dijo boludeces).
Borde limpio o jornada en que fracasa todo intento de rebeldía.
(Mi abuela no iba a morirse nunca, y yo iba a aprender a tejer)
Arroz con leche, me quiero casar......................
Igual.
Ningún desarreglo abandonaría el desequilibrio de padecerme,
de ridiculizar
este frío de muertes incompletas.


.............................
.............................

Ahora, después de nada,
preguntame si me importa.


proyectito en bis


Queríamos un bar de extranjeros y desaparecidos, de warsteiner y cilantros.
Cada cosa en su lugar, dijimos;
yo haría panecillos de miel y tu música sería el ombligo del mundo.


Es así, como el alma busca un aprendizaje que duela,
una culpa;
el tajo que no tuve hasta que lo hice poema.


Ahora, cada vez que amanece
escribo en contra mío.


nada mas rubia

Nada mas fashion que una rubia sofisticada criando cuervos en la cornisa.
Nada más conmovedor que miles de cuervos devorando ojitos de hielo.
A quién le importa el secreto de una criatura helada;
lo que cae del sueño sobre la calle,
lo que las ruedan aplastan casi con dolor
sobre su abdomen.

Importa, sí,
arrastrar el desparpajo de una rubia tarada,
su mismo olor en el deseo
alcohol / maquillaje;


percha de madera con ropa de buena marca.


todavía

Esta mano, querido,
tiene que matar primero
la sombra de su carne.
Así se conoce el golpe
la gotera en la matriz,
cambio de pellejo
no de ropas.
Alguien llegó antes, querido,
sumó los cuerpos y su carencia
agitó huesos a manera de pochoclos
y dejó su dolor
sobre un lomo que resiste.


A mí, querido,
todavía me sangra la boca.


De, Avuso


Yanina Magrini


Yanina Magrini nació en la ciudad de Río Cuarto, provincia de Córdoba, Argentina, en 1972. A partir del año 2001, participó y ganó numerosos premios. Publicó en distintas revistas y suplementos literarios nacionales e internacionales. Integra varias antologías poéticas y páginas en Internet. Sus poemas fueron traducidos al inglés, portugués e italiano.