domingo, febrero 17, 2008

OSÍAS STUTMAN



1940 - Plaza San Martín






2006 - Osías Stutman dándose cabezazos con un burro





© Osías Stutman
Estos textos no pueden reproducirse sin el permiso expreso del autor.



MI INFANCIA DEL PROCEDIMIENTO

Procedimiento es, entre otras cosas, “método para ejecutar algo” según la Real Academia. El procedimiento poético es el método usado para escribir poemas. Escribir poemas es la actividad de los poetas.
Las cuatro preguntas del blog se refieren a varios aspectos descriptivos del proceso que va desde el inicio del procedimiento (iba a decir: el momento en que uno se sienta a escribir, porque al menos yo, escribo sentado) y el momento en que uno decide que el procedimiento se acaba porque el poema está terminado.
Habitualmente pasa tiempo entre esos dos momentos, a veces corto y a veces largo. Ese tiempo de latencia entre inicio y finalización incluye (en mi caso) notas, lecturas en silencio, lecturas en voz alta para uno mismo y/o para uno o mas oyentes, alejamientos del poema (dejar el poema descansar como dice la pregunta 3), un número variado de correcciones y/o permutaciones combinatorias entre palabras, nuevas lecturas en silencio o alta voz, nuevos descansos, y así en ciclos irregulares hasta que se adquiere una certeza de que el texto esta terminado. Notar que digo “una” y no “la” certeza.

Creo importante aclarar que, cualesquiera sea el procedimiento seguido por el poeta, todas estas etapas y reformas se hacen de forma aleatoria y espontánea (los sinónimos de “aleatoria” son: azarosa, incierta, aventurada, arriesgada, fortuita, casual). Es como andar en bicicleta. Hay que hacerlo y no pensar mucho cómo se hace. Si pensamos en cada movimiento que hacemos para mover los pedales, nos iríamos al suelo.

La percepción habitual de los que no escriben (poesía) es que se trata de una actividad o procedimiento laborioso y para algunos autores lo es y para otros no tanto. No es una cosa fácil pero tampoco es una empresa irrealizable o imposible, modelo Sísifo.
Mirando algunas respuestas ofrecidas por los 100 poetas del blog es aparente que hay gran variedad de procedimientos que parecen adaptarse a las necesidades específicas de los autores. Por lo tanto no creo que, por ahora, un émulo de Haroldo Bloom nos escriba el canon de procedimientos que deben usar aquellos que aspiren a escribir poesía.

Creo que cada uno escribe como puede. Lo que puede escribir cada uno es producto de muchos y variados factores desde la cultura individual hasta las más oscuras y profundas intuiciones que a veces sólo sospechamos. Por lo tanto la palabra “procedimiento” es útil porque implica la serie de normas (o ritos) que el poeta se impone para escribir como puede. Los que escriben como quisieran escribir basándose en sus modelos preferidos, en general, escriben o copian mal. A los 20 años quería escribir como Ezra Pound pero abandone la empresa rápidamente porque el modelo era imposible de imitar y ahogaba mi libertad. Por eso, en mi caso, escribo como puedo sobre todo lo que se me da la gana. Creo que no hay ámbito mas libre que la pagina o la pantalla en blanco que el poeta tiene por delante. El problema es que esa misma cultura individual que nos obliga a querer escribir poemas puede contener elementos negativos que actúan como severos censores de nuestras libertades creativas.

En la primera parte la pregunta era ¿cómo escribo? El mismo argumento (cada uno escribe como puede) se puede utilizar para analizar los temas, es decir el ¿qué escribo?

Creo que cada uno escribe como puede sobre lo que se le da la gana, como los viejos poetas chinos y japoneses. Voy a repetir la frase pero en primera persona: Creo que yo escribo sobre lo que se me da la gana, como los viejos poetas chinos y japoneses. El modelo del poeta que hace lo que se le da la gana es Lu Yu (1125-1210) que usa el seudónimo Fang Weng que significa “el viejo que hace lo que le da la gana” (the old man who does as he pleases, en la traducción de Burton Watson). Soy una salamandra europea que escribe en castellano, lengua que considero mi lengua materna, sobre todo lo que se me da la gana escribir.
Los poetas (y yo también) tenemos una peculiar dualidad que aún persiste en estos días y es tanto poder escribir sobre lo que es (el ser) como sobre lo que no-es (el no-ser). Es decir que al escribir sobre lo que no-es violamos la regla platónica que aparece en El Sofista (No obligarás por la fuerza al no-ser que sea, 237a). Es decir que matamos a Platón (parafraseando el titulo de Chantal Maillard) aunque Platón atribuye la frase a Parménides.

La sección anterior trató sobre qué es lo que se escribe. Finalmente, voy a comentar sobre algo que no está en la preguntas pero es tema muy importante para mi pensar poético.

¿Quién escribe? ¿Quién soy cuando escribo? ¿Qué soy cuando escribo? Estas preguntas también salen, indirectamente, de El Sofista. Y no tienen respuesta fácil. Creo que el interés sobre el procedimiento surge de la idea que conociendo los rituales que usa, conoceremos al autor de esos textos tan especiales e inquietantes.
Creo que casi todos los que escribimos hemos sentido esa sorpresa al leer un poema nuestro que consideramos terminado y nos preguntamos: ¿Yo he escrito esto? ¿Quién ha escrito esto? ¿Cómo pude escribir esto? Sensación que J.L.Borges verbaliza muchas veces, especialmente en sus varios diálogos con otros. Borges habitualmente dice que esos poemas le son “dados” o fueron “recibidos” sin precisar nunca quienes fueron esos dadores. Recordemos que los sofistas, según Platón, son prestidigitadores y simuladores (como los poetas de Pessoa).

¿El procedimiento es una poética? Creo que no, por suerte. La Real Academia define la poética que acompaña a los pobres poetas como el albatros atado al cuello del viejo marino, como: “Conjunto de principios o de reglas, explícitos o no, que observan un genero literario o artístico, una escuela o un autor”. Es decir, que no sabemos muy bien lo que es excepto que funciona como una encuesta sobre las maneras, modales o tics que alguien usa para escribir. Además habitualmente la poética es un producto post factum porque es interpretación hecha como consecuencia de la existencia del poema. Las poéticas no dictan el poema sino que son comentarios que tratan de explicarlo y que se usan para localizar al poeta dentro de su “generación”.

Brevísima lista de respuestas a las 4 preguntas:
1ª Pregunta: Ritos personales en torno a la escritura - No tengo preferencias muy especificas. Horas del día, prefiero noche y/o madrugada todo el año. Pero este texto, por ejemplo, lo hice a las 7 de la tarde y lo corregí al día siguiente a las 11 de la mañana sin problemas aparentes. Prefiero el silencio al ruido. Muchos poemas salen de notas apuntadas en papeles varios o libretas. Hago carpetas que llamo de “Notas” y que agrupo por año. Tacho la nota cuando uso su texto en un poema. Los poemas los escribo en el ordenador, provengan de notas en papel o de mi cabeza.

2ª Pregunta: Planes previos o textos espontáneos - Lo de las notas mencionado en (1) indica que respondo más a “lo que va surgiendo” que a un plan. “El plan” aparece mucho mas tarde y se aplica a los poemas que van a formar un libro y no es plan fijo sino producto espontáneo. Se apoya en un comentario de Baudelaire que dice algo así (cito de memoria): Hay que combinar los poemas “fuertes” y los poemas “débiles” para que se apoyen y complementen mutuamente.

3ª Pregunta: Correcciones y descansos: - Muchas correcciones. No destruyo versiones previas pero las abandono. Uso lo del “descanso” de poemas que vuelvo a retomar al cabo de un tiempo, porque genera efectos de alejamiento que favorecen el reencuentro o la tregua con el poema. Trato de incluir en notas a los poemas, sin entrar en grandes detalles, cuando fueron escritos y cuando corregidos. Y naturalmente hay poemas a los que nunca hice una corrección de importancia. Editar los poemas inéditos de Djuna Barnes, sea para traducirlos al castellano o para hacer la edición inglesa, me llevaron por el camino infernal de trabajar con textos de una correctora compulsiva.

4ª Pregunta: Procedimiento de escritura - Pienso en palabras y escribo sobre todo lo que me pasa por la cabeza. Describo e invento. Uso recuerdos verdaderos y falsos. La infancia es uno de mis manantiales permanentes de recuerdos verdaderos y falsos. Escribo poemas conceptuales y poemas descriptivos. Las descripciones pueden ser verdaderas y falsas. Los conceptos son lo que son. Uso engaño sin maldad. Hago todo lo posible para escribir sobre lo que “es” y lo que “no es”.
Para finalizar, cito a Borges: “...uno lee lo que quiere, pero no escribe lo que quisiera, sino lo que puede” (Arte Poética, Critica, Barcelona, 2003, p. 119) que resume en un mínimo de palabras lo que trate de decir aquí usando demasiadas.


Poemas


LOS ENCUENTROS CASUALES


A veces parece imposible que la otra
(o el otro) no note mi ebullición.
Los sonoros obstáculos son triviales,
y el resto es blanca ceguera. Los ojos no ven.
Pienso que soy el humo en el disparo
del fusil, el mundo vegetal volando
por los aires. Busco a alguien llamado
Ada, perdida en lejana casa de reposo
junto a un lago. Su cuello es suave,
“velvet” es la palabra de terciopelo
que describe su forma y su voz.
Buscar agota, esperar cansa, recordar
alivia sin curar, el frío se calienta
y la patria desaparece hasta de la memoria.



LAS MEMORIAS



Son la vida de oro
las palabras de otros.
Nuevos aires, ámbito
y sombra. Sombra
y sombras en la noche.
Son imagen y descenso,
son el viaje subterráneo
y son los sueños vistos.
Es hablar con la madre muerta
como los héroes griegos.



LA INVISIBILIDAD


Me arrojo sobre la alfombra roja con letras de oro
del Grand Hotel et des Palmes en Palermo (Sicilia),
un día de octubre del 2004, en la acera, y nadie
se da cuenta. La razón es muy simple: al ejecutar
ese acto mínimo, me había vuelto invisible. Humillado ya de pie,
trato de continuar con las rutinas diarias, pero es imposible,
la invisibilidad domina mis acciones. Gran ambivalencia
produce el que nadie pueda verte, en exilio de la visión,
desaparecido como círculo en el agua tranquila. Los que no
me ven no lo saben, pues tampoco escuchan lo que digo.
Estar sin estar me crea desasosiego y tristeza. Creo que
ahora vivo en la memoria de nadie y ese nadie es
quien no me ve ni me recuerda. Pienso que la visión
genera recuerdos y la invisibilidad olvidos.
En la oscura noche inundada de luz marchamos
dos fi guras, infi eles a nuestras vidas, una es visible
y la otra no, no hablamos ni oímos ni vemos nada. Vamos
dos, así, uno invisible y el otro generando amnesia.



POEMAS PUBLICADOS EN LA REVISTA “CARAVANSARI”

Barcelona, Nº 1, primer semestre de 2006, pgs. 65-66

(poemas escritos entre 2000 y 2005)





CONTRA CARVER Y PRO MELVILLE
Dos Poemas Didácticos y Un Comentario *


1. Contra Carver


Creer es innecesario. Creemos
una cosa ahora y otra después,
más tarde. No creo lo que él me dice
ahora ni después en ese texto.

Este poeta me ha engañado.
Su poema a la hija ebria
es mentira o vergüenza.
El que lee en el lago

de Ginebra mirando
ese horizonte y su luna
casi oscura, el que toca
el libro de Machado (Antonio)

para tranquilizar su alma
asustada, el asombrado
por las ondas de la radio
y sus turbulencias,

no puede escribir así.
Su poema es impúdico,
inservible, da pena
al lector de quien escribe

con esa exhibición. Y si no es
verdad, es peor, mala ficción.
Emoción de mal desayuno,
pesado con mantecas rancias

de aventuras pensadas
para asustarme, a mi, el lector,
que suspiro engañado,
porque creo en lo que dice.


2. Pro Melville

Creer es innecesario. Creemos
una cosa ahora y otra después,
más tarde. Pero eso ya no importa
pues respiro cenizas en el aire

de esta historia, historia
que es atmósfera ahora y parte
del diario quehacer,
y de mi admiradora envidia

y su sorpresa. Melville escribe
"La Marquesa de Brinviliers"
para hacerme creer algo único
en esta mañana fresca y florida,

con el sol como luna en el atardecer
y aire blanco, con sombra de dragón
y amanerado gesto de asombro
cuando lo interno y lo externo

difieren. La sorpresa es su
destello y encanto hialino. Escribe
con pasión y método. Su texto,
en versión cercana, dice así:

"(Él) matizó al alegre rayo de la mañana
con débil crepúsculo de tierna noche,
brillo mezclado con blanda ternura,
luz y sombra entrelazadas.

Y dio al candor igual presencia
con estrellado misterio en abiertos cielos
y flotando en dulzura, hizo
sus insondables ojos suaves".



3. (Un comentario del autor)


Marie Madeleine Margerite d'Aubray,
Marquesa de Brinvilliers, mujer menuda
fue envenenadora ajusticiada (en 1676).
El 17 de Julio de 1676 Madame de Sévigné

escribe una carta. Todo se ha acabado - dice.
La condena fue confesión pública frente
a Notre Dame, decapitación, cuerpo ardiente
y las cenizas dispersas por los vientos.

- (Ella) es ahora parte de la atmósfera
que respiramos - eso dice Sévigné a su hija
y a mi. Y enseña que mi respiración es tendenciosa
como los ojos insondables, suaves, luminosos

y tiernos de la muerta famosa por su parsimonia,
la lentitud de su veneno, repetido, eficiente,
desconocido. Y ella es ahora la dueña del aire
que respiramos, Madame, su hija, Melville,

Carver, su hija ebria y yo, lector apasionado
que separo hoy lo externo de lo interno.
Lector airoso que invento, aullando, desmedido,
lo que espero del autor en su lentitud creadora.



Nota:

CONTRA CARVER Y PRO MELVILLE: “Contra Carver” hace referencia a tres poemas de Raymond Carver (To my daughter, Radio Waves y Reading) en Where water comes together with water, (Vintage, Nueva York, 1986, pp. 27-28, 6-7 y 37). “Pro Melville” incluye la traducción de "The Marchioness of Brinvilliers" (Selected Poems of Herman Melville, H. Cohen, Ed., Fordham Univ. Press, Nueva York, 1991, p. 145). Es poema tardío de alrededor de 1890-1891 (Melville muere en 1891) El poema dice así:
THE MARCHIONESS OF BRINVILLIERS
He toned the sprighty beam of morning
With twilight meek of tender eve,
Brightness interfused with softness,
Light and shade did weave:
And gave to candor equal place
With mistery starred in open skies;
And, floating all in sweetness, made
Her fathomless mild eyes.
Una versión previa de este poema apareció en Diario de Poesía, Nº 58, Buenos Aires-Rosario, Invierno 2001, p. 9. La presente versión de 2005 tiene varios cambios importantes, especialmente en “Pro Melville”.




SELECCIÓN DE “POEMAS PARA CASATOMADA”- Cuatro poemas que son seis
Barcelona 2003-2006 (Publicados en: CASATOMADA, Palma de Mallorca Nº 0.6, junio-diciembre 2006, pp. 30-35)




El Escritor en el siglo XX


¿Qué soy cuando escribo (poesía)?
¿Un espejo? ¿Un soñador? ¿Gogol
en Petesburgo? ¿La amistad
desgarrada en la noche? ¿El amigo
que me doblaba la edad? Eso pregunto,
yo que tendría que saberlo ahora,

a esta edad. Tan viejo como Dante
si hubiera vivido sus dos mitades del camino.
Ser Dante o Virgilio es difícil
decisión y nadie nos permite ya
ser los dos. Y no nos creen
ni nos escuchan. “Fui Dante

y Virgilio” digo y nada pasa. Es
como el único ladrido que oí en
el desierto, de noche, hace años
en un lugar que ya no se puede visitar,
sembrado de minas explosivas.
Sonido sorprendente, inusitado. Sonido

que quita el sueño y produce ese hormigueo
que hace escribir urgente. Pero todo esto
es irrepetible Y por lo tanto no hay nada
que comprender. Es olor de cebolla
bajo las uñas y dura días.
Es enredo conceptual molesto,

interminable y que sólo desfallece
sin mejorar ni empeorar.
Es la sofisticación literaria de pensar
como hablar, funciones tan distintas,
que es imposible saber cómo podemos
leer lo escrito y pensar en escribirlo.


Lo de “Dante y Virgilio” proviene del “Yo no soy Dante ni Virgilio eres” de Carlos Edmundo de Ory (Noches Dantescas, El Toro de Barro 155, Cuenca, 2000, pág.21).




Estos tiempos


Los imparables se paran,
las diferentes son iguales,
poco encuentran las que buscan,
y desde abajo como en danza,
el alma desciende al cerebro
sin encontrar esos cielos lejanos.

Poemas de una sola línea no se usan,
pero algunos poetas nos quieren
enseñar la oxidación de los metales
como si esa decadencia representara
la verdadera herrumbre de este mundo
donde llueven premios como bombas

incendiarias. Ronca queda la voz
que habla sobre todo esto. Estos son
los que miran hacia el sur y piensan
en el norte cuando escriben. El desierto
retumba pero sin pasión. El poema
inestable no llega porque nadie lo busca.

Ya nadie ve lo invisible, ni los ciegos.
La búsqueda no es ni encuentro ni pérdida,
sólo es retorcida trenza de tabaco y pelo,
sobada por manos casi sin fuerzas,
arruinadas por tanta imitación.
Estos tiempos son cada vez más difíciles.




La Diferencia


Lo diferente y lo igual parecen
un formidable problema que cuesta
consentir, sea joven parca herida
o cielo amarillo de Mallarmé los

que producen ese malestar,
esa imposibilidad de elegir,
esa simulada ignorancia
cuando lo igual parece diferente.

Me asomo y veo lo que otros miran
sin ver bien ese secreto. Mundo huidizo.
Disfruto tanto de lo que es igual o insulso

como de lo que es tan diferente que se aleja
de la razón y me abandona sin pensamiento
contemplando mis límites.



TRES POEMAS ESCRITOS EN 2003-2004. Publicados en el Nº 9 de la revista LA POESÍA, SEÑOR HIDALGO (Barcelona, 2005, pp. 51-53)



Publicado como: Osías Stutman, VER Y OIR (Cinco poemas de 2003-2005)
Els ulls de Tirèsies, 29. Cafè Central, Barcelona, hivern de 2006
Plaquette sin numeración de páginas




She sleeps



Muchos miran y eso no es bueno,
se pierde la relación con lo que se mira
cuando son muchos los que observan,
los que miran para aprender.

No todo lo que vemos o nos muestran
lo podemos entender siempre. Hay metáforas
fugitivas, incomprensibles. Nos movemos
en lugares que comprendemos a medias, ansiosos.

Ahora vivo en mis tiempos de barroco,
siempre mirando hacia arriba o a otro espacio
que no está a la altura de mi vista.
Vivo en balcones con dos o tres techos,

todos poblados de señoras y señores y paisajes
con interiores recodos y rincones donde debo
mirar para aprender. Contemplar es pensar
contemplativo sin tratar de entender.

Pero veo demasiadas figuras ensimismadas
en sus propios balcones y terrazas con tres techos.
Algunos adquieren posturas imposibles
en espacios escondidos o descubiertos

y sin pudor se doblan incómodos. Piensan
en el funcionamiento del mundo sin mirar
ya a los demás. Su incomodidad se ve siempre.
Han perdido su norte, sus figuras humanas

se esfuman, sus rostros son hoy los suelos
de las habitaciones que pisamos. Vivimos
en balcones que son rostros sin visión,
que ya no pueden mirarnos.

Ella duerme y yo la miro. Creo que llora
en sus sueños y ríe y calla mirando lo que ve
en esos sueños, en los balcones de esos
sueños que no son suyos ni de nadie.




She dreams



Muchos miran y eso no es bueno,
se pierde la relación con lo que se mira
cuando son muchos los que observan,
los que miran para enseñar.

No queremos comprender, queremos
oír silencios, oírnos oyendo silencios,
dibujar metáforas fugitivas, incomprensibles.
Llegamos a lugares que ya no entendemos.

Vivo hoy también en mis tiempos de barroco,
siempre mirando hacia arriba o a otro espacio
que no está a la altura de mi vista.
Vivo en balcones con dos o tres techos,

todos poblados de silencios imposibles,
de señoras y señores y paisajes
mudos, incapaces de decir o sugerir
la vida ardiendo en esos pechos, oculta

de la mirada indiscreta que quiere saberlo
todo. Los secretos se pierden, los misterios
se aclaran, la nostalgia guía esta serie terrible
de pérdidas. El sonido de la pérdida

suena como huracán y mar embravecido. Rocío
marino moja mis cabellos y reconozco en esas
figuras a un mundo que ya no existe, que me abandona
mientras otros esperan en esos espacios escondidos

o descubiertos y sin pudor se doblan incómodos.
Piensan torpes en el funcionamiento del mundo sin
oír fragor ni suspiro. Viven de su religión enferma
que no pueden olvidar. Sus trinidades son infinitas.

Sus figuras humanas se esfuman, sus rostros
son hoy los suelos de las habitaciones que pisamos.
No podemos escuchar nada de lo que dicen. Vivimos
en balcones que son rostros sin voz ni sonido.

Ella duerme y yo la miro. Creo que llora
en sus sueños y ríe y calla mirando lo que ve
en esos sueños, en los balcones de esos
sueños que no son suyos ni de nadie.





HOMENAJE A ANTONIO PORCHIA EN EL SIGLO XXI



1.
Soy lo que he leído, pero no es
así. Lo leído es nada.


2.
Abandono la palabra solemne
por muerta.


3.
Abandono la palabra muerta
y no encuentro la palabra viva.


4.
La segunda palabra es
siempre la negación de la primera.


5.
Siempre hay un explosivo
bajo la palabra llana.


6.
La ira regala tranquilidad
cuando se siente sin furor.


7.
El poema más cerrado,
siempre el más inteligible.


8.
Pensar hacia atrás es fácil
pero no es inteligente.


9.
La palabra solemne muere en mi boca
porque no hay que pronunciarla.


10.
El país de la infancia
crea mi palabra y su vocabulario.


11.
Respeto y temo el objeto poema
aunque ellos no lo entiendan.


12.
La influencia (de Porchia) está
en todos, pero ninguno lo sabe.


13.
La influencia (de Porchia) está
en todo, pero ninguno lo quiere saber.


14.
La influencia (de Porchia) está
en todos, y todos lo saben.


15.
Antonio Porchia existe más
porque nadie sabe quien es.


16.
Porque creo en lo que veo,
ya no veo.


17.
Puedo decir todo,
pero nada puede decirse.


18.
No soy lo que he leído,
porque lo leído siempre es nada.


19.
El poema no obliga a nada,
ni a entenderlo.


20.
El poema salva palabras
de su degradación.


21.
Un poema restituye
palabras al mundo.


22.
El mundo destruye palabras
que el poema salva.




SELECCIÓN DE “VER Y OIR” (poemas de 2003-2005)




LUCINDA Y LOS CACTUS


Como todos los lunes,
Lucinda rubia pálida
riega las plantas

en la casa pequeña
de Dorotea, la maestra
que le enseña a hablar.

Riega los cactus, erizados,
los toca con los dedos
sin atraer las espinas,

los toca como si fueran
uvas blancas, verdes.
Como su maestra,

Lucinda se teñirá el pelo
de rojo, color cobre vivo.
¡Lo que puede hacer el amor!



LA PUREZA



Todo comienzo es secreto,
luego es desvelo afanoso
y se exhibe impúdico,
por los aires, inalcanzable ya.




EL OASIS




La escarapela roja sobre el seno
y una niña, mujer, llamada terrón
de azúcar. A veces se viste
de blanco, otras no, su cuerpo
es víbora movediza, deslumbrante.



(LAS VOCES)



Hay voces de mujeres aquí
en esta tierra, que me dan ensueños,
maravillas. Sería esclavo de todas,
sólo por oírlas. No dicen nada,
no mienten, pero es el aterciopelado
sonido, húmedo, como la lengua amada.



LAS CAJAS3


Como cajas, unas dentro

de las otras.
Georg BÜCHNER



Misteriosas cajas chinas al acecho.
Abiertas nada, vacías. Cerradas
se oyen suspiros, ruidos de batallas,

gritos, choques de metales, relinchos,
guerras junto al oído. Abiertas,
muestran el interior de laca, forrado

de seda, liso, luminoso, el inhumano escarpín.
Algo cambia y no sé lo que es. Las cajas
chinas son barcos en el mar. Las muertes

argentinas vienen a El Havre en barcos blancos,
plateados en el sol. San Martín helado con su sable.
Son imágenes elegantes, llenas de aristocracia

natural en los gestos y el decir. Es tierra
habitada por sirenas de la pantalla, dulces,
duras, veladas, mano y pantorrilla deslumbrantes,

ejemplos vivientes, estatuas solitarias. En los ríos
imaginados donde se nada como un pez, allí nadamos,
inmóviles, en la blanca neblina de la tarde, en esa

patriótica escarapela, celeste, blanca, sin vida.
Amante patria, bella de la noche y el día sin fin,
espero esa llamada, el suspiro, el viaje a oriente.



URSS



Recordar el frío en el verano,
calor y frío junto al Volga,
el aire lleno de sombras y polen,

partículas, semillas, fragmentos
movibles en la luz del sol, nadando
en ese rayo de la tarde. Ese mundo

dice: Nada, nada, nada. Ni sopa
ni salmón ni cuchara de madera.
Ranas en Pavía, pero no aquí,

en la tierra de nabos blancos,
redondos, y muslos sacudidos al caminar
y Gorki tranquilo. - Quiero ir al colegio

en tranvía - grito entusiasmado, lleno
de recuerdos. Me hacen besar un libro
de oro y lo hago a disgusto, nihilista

en Nijni-Novgorod, mirando pensativo
esa torre de ladrillos rojos. Oigo gritos,
y es la Marina traidora. La Malinche

es mi lengua dice el hijo del Imperio. Marina
la llamaba el falso Dimitri y la llamaba
él también. Es la Virgen de las Vírgenes,

intacta. Siempre dice la verdad y se mece
sobre los hombros de las mujeres. Es un vaivén
erótico, perfumado, erizado de traiciones,

tembloroso de amor. Alfileres, espinas, cactus
suaves, medusas marinas cubren esa piel de hielo,
de reina. Su oscuro jarabe enloquece a quien lo bebe.



LA MUJER INVISIBLE



El buen hombre invisible, en sus vendajes,
es más real que esa Reina nerviosa. Todo
envuelto en las densas neblinas de Abril,
en el atardecer de Nueva York se recorta su figura.

Su mujer invisible se pasea desnuda,
camina a mi lado, su silueta en la niebla,
y siento su tibieza y los olores de sus pliegues.
Nunca la vi, no conozco su rostro, pero fuimos amantes

seis años. Cientos de veces vi mi simiente
en el aire, flotando, dentro de sus huecos.
Su sudor cayó sobre mi rostro, tisana tibia, única,
mientras me montaba invisible, como rocío de la mañana.

No sé si es negra, blanca, roja, color del marfil,
pálida o rosada como una rusa. ¿Rubia? Habla poco,
quiere ser escritora, ama a hombres y mujeres
al azar. Me dice que a veces "pone los ojos en blanco".

Evita la niebla y las sombras del crepúsculo.
Demasiada neblina blanca hoy y no la espero.
Se exalta oyendo "Nabucco", suspira y se sacude
con la música, tiembla sin frío, y recuerda la patria.

Habla con eco, su saliva es dulce como la miel,
es pegajosa, abundante, visible cuando sale de su boca.
Estas son algunas de sus frases y preguntas:
"La soledad destruye a la mujer y completa

al hombre" que es dudosa cita de Chanel. "Cada
salida es una entrada", dicha en invierno.
¿Ofelia es hombre o mujer? pregunta siempre.
Los nuestros son amores intrincados y difíciles.



TEORÍA LITERARIA5



Inolvidables, los olvidos.
El orden y lo inesperado, el tiempo de miel,
tiempo de lila, esos son los cuidados
del cuerpo. Gladiola es su nombre inmemorial.

El fresco que produce sacudir la falda,
mueve aires y suspiros, aromas, flameantes.
Admiro la falda, blanca o negra o violeta
morada, piel de berenjena, muslo brillante.

Noche de moños, lustrosas ropas (de hule),
piel de aceite, alta y baja poesía,
plata y madreperla, punta de seno,
y el rosal (le Rosier) de Madame Husson.

El rosal es el mensaje perfecto
de lo extraño, es la traducción
de lo ajeno en nuestras lenguas.
Es el desorden en la contaminada vida.

Flaschenpost es. El correo secreto,
el mensaje en la botella, en el negro mar,
en el blanco mar, llegando o no a las costas
firmes, a las manos ávidas, amigas y enemigas.



(LOS SECRETOS)



What, what, what es palabra seria
de vida o muerte, fruto de inocencia,
madre de ignorancia. Fuente de víctimas
y decisiones afiebradas, de trágicos padres

llorando. Los abogados lo llaman
"il suo caso" en treinta idiomas, el aire
es denso, huele mal, incoloro como niebla.
"Turning inside out", es lo de adentro, afuera.

Son los ocultos secretos del cuerpo, senos
de la mente, vibrantes, movedizos,
y los muslos secos frotando uno contra otro,
y un vértice de fuego, en llamas, sin música.



LOS ÁNGELES



Ángeles femeninos vuelan raudos,
un espejo en la mano, algunos con cola
de sirena, otros con piernas y negros
triángulos, los cabellos al viento,

empapados de sudor, desplegados.
Los senos colgando, aéreos pechos
temblorosos, que entibian mi frente
y veo desde el suelo su alta forma.

Asombra la fuerza de su yunque
formidable volando sobre mi cabeza,
el rostro vuelto hacia esos jinetes
montados en hierro volante.



COSAS ARGENTINAS
(Recuerdos sentimentales 6)


Hago una Lista de Mis Memorias
Preferidas (del Pasado): (Quiero) Un anillo
de plata vieja en el meñique de la mano derecha.
El beso a una foto (en la cartera, junto al pecho,
la nalga). Ese gesto quiero. Volver a la sedería
quiero.

La estatua del patricio romano en yeso,
con un blanco huevo en la mano derecha (Museo
De La Cárcova). Dos pinturas quiero: La barba
negra de Cándido López, maraña detallista
y el menudo colegio rabínico en llamas. Oler
quiero

"...aquellos polvos rosados que
aumentaban tus colores". Las punzadas
del amor. Los desaires, las traiciones.
Los desencuentros (Quiero). Las únicas
budineras uruguayas invadiendo la casa vacía.
(Quiero)

La Proximidad y El Alejamiento. El Amor
Perdido. Usted sabrá, dicen. Quiero mirar
y ver. El espectador (el público) quiero ser:
Ambos observan cuando el otro, olvidadizo,
se cree a solas. Simpre recordar
quiero.



Recordar es desarmar, es el desvelo
argentino en su nido, la fuente
de las tragedias. Dudas, proximidad
y lejanía, gestos, olores, desnudas
sorpresas, avaros recuerdos emotivos,
la sangre

hirviendo en las venas, la tapicería,
la sedería Víctor. Todo eso forma otro
memorable pasado, la repetida obsesión
como cabalgar en la noche. Es el comentario
público, la descripción de la infancia. Mi infancia, reiterada
interminable, de compras en el Centro
acompañando a mamá.



GESTOS ÚNICOS



Veo una china de blanco
haciendo raros ejercicios,
su piel es marfil sumergido,

levanta una pierna. Veo
la planta de su pie
negra como el carbón.

La camisa se sube, arrugada,
su ombligo es muy pequeño,
como una perla en el marfil.

Baila sobre la sal gruesa
y me trae lágrimas a los ojos,
parece el último árbol muerto,

blanco y negro, húmedo.
Miro mejor. No es sal,
es arroz, duros granos de arroz.

Abre la boca y es roja, roja,
(la conocida visión, repetida),
insaciable.




LA VISIÓN, OTRA VEZ7


Ya no creo en lo que veo:
Monjas a caballo,
al galope fuerte.

Algunas, pocas,
únicas, en caballos
blancos, con y sin

montura, los vestidos
negros al viento,
el mismo viento

que me humedece la cara.
Dando gritos como moras,
beréberes, cosacos, cosacas,

circasianas bárbaras,
los rosarios centellantes.
Cargas de caballería,

junto al mar, sin espada,
con el plateado grito agudo.
Miro sin ver, soy Roudenko

acalorado, con nieve
en el pecho, negro
sobre blanco satén.

Canto con Stalin,
meciendo mi cuerpo.
Detengo los caballos,


pero los gritos siguen,
organizados, asombrosos en
su adhesión a ese ansiado ritmo.

Duermo sobre un cañon
hirviente de grandes ruedas,
cada disparo de hierro

es la epifanía del ver
y el escribir, entender cada
palabra dicha sin vacilar.



(RARITÄTENKASTEN8)



Un Misterio:

Nadie me cree. Fui devorado
integro por caníbales en Borneo.
Luego reconstituido con limaduras
y residuos del sudor de sus miembros

y sus alientos de fuego.
Fue la gran pasión.
Mis despojos se mezclaron
con los de una esclava

rubia, de dientes perfectos,
italiana, robada por piratas,
amante de Don Juan. Sabía inglés,
poco, sólo dice "I was".

Nuestros cuerpos se fundieron,
y además del alma sacudida,
tengo lunares nuevos en la piel,
tormentas en el cuerpo,

electricidades desconocidas.
Para el observador ajeno,
no he cambiado nada. Soy igual. Igual
a lo que era antes de la gran pasión.



El Ritual:

Negra vestida de naranja tira miel
en el agua para cuidar mi salud.
Es hija de Dante y reinas de la India
y Madagascar, mis antepasados, sus sombras,

mis reconocidos, sus nombres, envueltos
en sedas finas son el gran octágono,
rodeado por el mar. Me enseña el pasado familiar,
me envuelve en velo rojo y oro, me pasea

por Montevideo inundado. Desnuda mis recuerdos,
el taburete del piano y la pierna junto al rostro
escuchando invenciones... Es ambigua como todas,
sea soldado galán o reina del disimulo.



LA RODILLA


1.

Opera curiosa, rincón viviente
junto al seno grande como una cabeza
de varón adulto, mentón apoyado
sobre ese ángulo perfecto,
rodeado de grandes manos.

2.

Cuerpo único
aterrador umbral
secreto y oscuro.
Ombligo visible,
pies en la tierra,
y los secretos exhibidos
a todos los ojos.
Extraño lugar, blanco.
Es el fin del pensamiento,
contacto airado
irritado de roces,
el hueco de axila pasajero.



LA TELEVISIÓN


Homenaje a Louis Feuillade



1.

Veo leones de ojos luminosos
en la noche eléctrica
cargada de relámpagos,
estrellas volantes,
y deseos sin cumplir.
(Inspirar confianza y orgullo,
esa es la función de esos cuerpos,
desnudos, blanquísimos, sin penumbra).

2.

Es otro mundo, que no existe,
que desapareció con la guerra
y los príncipes polacos,
en sus cortos veranos, creyendo
en el poder de la caballería,
gloria de la seca pradera. Y evocan
los mitos y las paradojas de la paz.

3.

Un terrible hombre o mujer envuelto
en gasas, con amplia capa de lluvia,
aterido en el aire frío,
reflejado en la luna diurna, flotando,
como ahorcado de un árbol,
sufriendo en el suelo, fruto
de la caída. Son los andróginos del desierto.


4.

La mujer blanca como una piedra de río,
ofrenda de los antepasados.
Cabellos negros, largos, independientes,
que son parte del bosque.
Sólo las sorpresas salvan.
Oigo toser en el desierto,
el desolado lugar sin habitantes.




LA MUERTE DE STALIN EN 1963




Ayer:

Brazos sobre el pecho,
cruzados, la mirada extinta
en esos pequeños ojos violentos,
secretos como el alma del rey
negro. Mudos como la mirada
del mandril, como el robo
de manuscritos y el alma de Gorki
en la memoria de mi infancia.


Hoy:

Muslos como blancos nabos
bajo una falda marrón,
oscura, hecha de tela
de uniforme militar,
de soldado de guerra
perdida. Es el único recuerdo
de toda esa gran obra,
de todas las mujeres,
de la gran biblioteca
en mi casa de niño. Muslos
con la imaginada blancura
de esas raíces que crecen
bajo la tierra. La nueva pasión.
Como una señora seria,
Ibsen se traga la lengua
de susto.




UN MISTERIO DE LA VIDA ADULTA



Navegadora, la mujer ballena
mamífera de los océanos
me persigue por la gran ciudad
fuera de su elemento, blanca,
desorientada, oliendo a salitre,

enorme sombra del aplauso
consentido y ceremonial.
Monumento viviente,
desconocido para el caminante,
que vive de la adulación

y de las coincidencias.
Se envuelve en flores
y el espíritu de conquista
la domina. El mundo
sumergido es su esfera.

Lo único que puedo hacer
es luchar en ese duelo,
como la Divina Sara,
las espadas desnudas,
los pechos jadeantes.

Vive triste y desordenada
en su enormidad, rodeada
de recuerdos, dedicatorias,
tatuajes secretos, hierbas
del campo en los pliegues.

Mi blanca camisa abierta
y el alma en mi pecho,
temblando de emoción,
son las ofrendas infantiles
a ese airado recuerdo.




UN JUEGO MAGNÍFICO


1.

¿Porqué no hay más escritura?
¿Escultura? ¿Misivas? ¿Estuches?
¿Escurridizas sensaciones? La necesidad
cotidiana desaparece y la escritura

se ahoga. La única manera de aprender
es la lectura sin texto, la lisa escritura.
Religare en nosotros como simplificar
la lengua, que es instantánea sorpresa.

La Máquina de Vapor, el Caballo de Vapor
desenfrenado en nuestro pecho, paisaje
rural de verdes praderas, descansando
en mis espaldas, sostenido por mis huesos

como la escena de un teatro, bisturí,
lupa de sueños del poeta rural. Es
la transformación instantánea, La expresión
de algo, una emoción, los paisajes, el Centro.


2.


Los objetos llueven del cielo. Ochenta y tres
lenguajes. Eso produce el riesgo y el resultado,
el efecto y la eficacia. Como un sueño, todo llueve
del cielo. Las utopías, los silencios. El serio mirar
es ver las calles, los ojos rojos, la reflexión
o el reflejo, es La Vanguardia japonesa en todo



el universo, indiferente. Violencias y desastres
claros, Descartes desorientado en su cielo. ¿Qué tenemos
delante? ¡Piano Fuerte! Into the night, saltos de bailarín,
heroicos, repetidos, la imagen del agotamiento. Cada uno
camina como puede, dice. Sin distracción, en la pradera,
con Bulgakov sentimos la sustancia como virtud.




SUAVES IMÁGENES




1.

Negra mujer adulta
en pañales, olvidadiza
de su cuerpo, uñas

rojas como las flores
del ceibo (la ceiba), comiendo
almendras con desesperación.

Un cuerpo lustroso de sudor oriental
desfalleciendo en el lecho, su vida
es el nudo de enfermedades.


2.

La marinera vestida
de blanco, en posición
de descanso, piernas

separadas, las manos
detrás de la espalda.
Larga espalda como Alpes

nevados y limpios,
en vertical insignia.
Su fundamento es estéril,

sin olor, de labios finos,
crueles, transparente
y amanerado monóculo,




con toda la contemplación
de las vanguardias
en Ginebra. Tristán

de las marinas, fuente
de aguas en Suiza.
Los tobillos fulgurantes

en su tensa posición,
son campos de hierbas
verdes pero desconocidas.



3.


La actriz del cine,
alta como un granadero,
cara de gran caballo

desenfrenado de amores,
que me hace temblar
al verla. Senos como

puños retorcidos,
casi sin movimiento.
Los brazos en cruz,

cada pierna una orquesta
completa tocando su música
con intensidad.

Todo su cuerpo, cada surco hace
el juego aristocrático
del blanco suburbio americano.

Lucha de clases la pierna,
frontón la mano grande y un orgullo
nacional agranda su seno.





HOMENAJE A CHAMFORT12


Es el escritor de la novela fragmentada
en máximas, retratos, insultos, enfermedades,
ocasiones únicas, episodios nacionales, uno a uno,
viviendo junto a los pliegues amados y el desorden.

El 10 de Septiembre (de 1793) trata de matarse
treinta veces, cuarenta veces, con armas,
cuchillos, navajas, asombrado de seguir viviendo
después de esfuerzos tan terribles.

Nada es real porque todo es general, cada ejemplo
cada frase, sólo hablan de nadie y sus miles.
Acariciado por fuego de volcanes, me enseña
a contar, a sumar, a recordar suspirando.




DOS RECUERDOS JUVENILES


Uno.

María Antonieta Pons aparece en un sueño,
dice que se llama Rara Machine, es casi
la noche del solsticio de otoño, y las nubes

vuelan en un cielo oscuro. No es tormenta ni tifón,
es aire y nubes y nieblas adheridas a sus carnes.
En voz baja me describe cada pelo (de su pubis),

la curva del monte medida en grados de ángulos,
grados hirvientes, la selva oscura, la pirámide,
la línea de crines que sube del monte al centro

del vientre esférico, ni convexo ni cóncavo.
Estoy embelesado. Se niega a hablar de su espalda
y sus nalgas, o la inclinación del muslo. Insisto,

pregunto, ruego, ella sigue altanera hablando
sólo de su triángulo real, oscura trinidad, cabeza
abajo, de ese mundo amazónico, siempre oculto

hasta hoy. Sacude los rulos del rostro. Sus labios
son violetas y brillantes por fuera. Quiere
que introduzca mi cabeza en su boca de leona.

Luchamos, me aferra con manos de chacal, blancas
como perlas. Su aliento tiene perfumes y sonidos,
jadeos de gran mujer ansiosa, pero de mirar sereno.


Me suelta, nos soltamos de ese abrazo sin suspiros.
Escapo corriendo sin mirar atrás. Luego vuelvo
arrepentido, pero ya no está. Me llamó amadamado.




Dos.

Ninón Sevilla aparece en un sueño,
vestida de almirante, las piernas al aire,
se arranca las medallas que le cubren
el pecho y me muestra sus ancas lustrosas.

Son emociones imposibles de narrar,
recuerdos fetales, fosgenos en los ojos cerrados,
electricidad y tormentas metálicas en el alma.
Mi meñique toca su ombligo movedizo,

como un relámpago el contacto dura segundos.
Cubiertos de tules que nos ocultan, mariposa
entra y habita mis pulmones, echamos una luz
malsana. Ella entra y sale cuando respiro.



LA DESESPERACIÓN



Es la vida en Turquía, luminosa,
llena de olores, tan lejana como
las sombras de la vida aquí
entre los vapores, las iras, las agudas
voces como abejas en el campo de verbena.

Vender un caballo y comprar oro
(un collar, una medalla) es igual aquí y allí.
Es desfallecer. Vender ovejas es lo mismo;
vender libros, discos, muebles, el sable
de caballería, para ir a Estambul

la sucia. Duda y certeza iguales,
iguales en este tiempo. (El hombre camina
delante, serio. La mujer, negra por fuera,
azul por dentro, como la gloria de la noche
le sigue). Es la vida inerte, sin raíces, dictador

por vida en Burgos, esteta en París, turco en
Sirmione camino a Suiza. Una menos diez en Milano,
niebla de día, en enero, cruzando los Alpes.
Ya no creo en lo que veo día a día, no puedo creer.
No se si veo una mujer rubia con perros,

en la montaña, vestida de azul flotante,
o si son reflejos en la neblina, en la necedad,
antes de la nevada. Miro mejor y son piedras negras,
africanos, turcos, elefantes, hijos del Magreb,
congelados. Estatuas en el paisaje alpino

surcado de poetas, patinadoras
sobre hielo y los amigos de la familia,
con sus iras y conocimientos terminados,
con el corazón en la mano,
imágenes de la terrible necesidad y su cortejo.




LO EXTRAÑO


Velo indio me cubre,
rojo y oro, son los eslabones
con el pasado familiar,
el acercamiento a las viejas
budineras. Recuerdo
de infancia lo llamo.


EXCESOS DE LA IMAGINACIÓN EXALTADA
(o Los Frutos Colombianos)



(Atención:) El tiempo vuela.
Siempre hay tiempo, me digo.
Esas son sentencias, sólo mariposas
amarillas de Estocolmo, olvidos.

Una mujer hace crecer cosas
en todos. No hay imágenes, apenas
un borde difuso. Ya no hay
liturgia, sólo hay fiebre de frutas.

Hoy mexicana joven muestra axilas
afeitadas, grises, al volcar agua fría
en una ducha casera. El pecado
castiga al pecado, esa es la paradoja.

Hay que encontrar las sábanas
voladoras, temblando, para creer
en el milagro. Pero la paradoja
siempre enseña en la oscuridad,

la nuca tensa. El Cristo Porta Croce
se baña conmigo en el mar. Los dos
flotamos de la mano, sólo
la momia de Evita nos separa.

Esmero es bueno. El esmero enseña. El apretón
de manos, el mensaje en la botella, la botella
en el blanco mar enseñan. Así jugamos
al azar nuestros más ardientes amores.


LOS PRESAGIOS20


La tinta salta de los tinteros,
salpica mejillas y blancos cuellos.
Como la orina de fuego es grave presagio.

La mirada sorprende cosas terribles.
Es la tristeza grande y moral,
las rodillas desnudas sobre el suelo,

esperando la enfermedad, la venganza.
¿Se levanta un león en la noche
o es la multitud simbolizada?

Bares de glicerina,
adictos de toda clase
beben oscuro té y sudor
de virgen niña. ¡Hurra!
¡Hay que huir a Holanda!

Es hule, hueso, hurto, huella,
humoso, humus, huno y huracán,
huero, husmeo, y es húsar,
tambor mayor amante de Marías.
Nada nos detiene en esta fuga.



SORPRENDIDO UN DOMINGO


Un niño de rostro redondo,
caza una bala en el aire,
con la mano. Sus dedos
la rodean, después del disparo.

Un rostro en el agua azul,
ojos orientales, boca esférica,
roja a veces, otras azul,
cruces de oro en los dientes,

su cuerpo brillante se acaba en la cintura
líquida. Veo una red, algo que parece
un seno, un ojo, sombras oscuras,
entreabiertas, un lunar en el labio.

Una mujer de pelo negro,
con gran sombrero (rojo),
rostro blanco de chacal,
tocando el violín, erguida.

Todo es óptica, ver sin ver,
como en los sueños, los sueños
repetidos, apurados, inolvidables.
Una figura blanca corriendo,

desnuda, no sé si es hombre
o si es mujer. Dice que escribe
como una araña, y vive a la sombra
de los refugios, que es frase

incomprensible, un viaje apurado.
Sólo se puede espiar jugando,
la boca abierta, húmeda, feliz.
(Hay que) ver para creer.

Hay que colgar de la horca
de un pie, feliz, cabeza
abajo, flotando en el zodíaco.
Hay que tocar las bocas de las damas.



LA FACILIDAD



Amores:

No hay consecuencias lógicas
del pasado. El pasado es
sólo suma y resta de defectos

elegidos. Recuerdos de la fama,
los cansancios, el corazón de vacíos.
Lo único que sirve es la soledad,

el aislamiento, insular vida
sin nadie. Eso es lo mejor.
Sonido sin ecos, palabra sin fulgor.

Oír y escuchar, en silencio, el oído
gana. Así se salvará la libertad
despótica y ruidosa, escandalizada.



Esperas:

Es ella la que me hipnotiza en silencio.
Soy su víctima, su higo rojo, mesmerizado,
en silencio, como una planta, un cactus,

un libro abandonado, mudo, peor que cenizas,
un pecado verdadero, imperdonable y vulgar,
en la biblioteca vacía, en su penumbra.

Todo está en la voz, la nuca
tensa, el tono, el suave pronunciar. Sólo
eso salva a la literatura y su hundimiento.


Imágenes:

Agua marina limpia en el rostro
y un portal de fuego, evocan poesía
como espuma de mar, oleaje, aire fino.

La mujer rubia hablando a un espejo,
el gran rodete de oro sobre la espalda,
diciendo que no puede esperar más.

El puerto en calma, rojo al atardecer
como un incendio. A lo lejos un hombre
mueve algo negro con un palo, sin esfuerzo.

Mirando el agua, mirando la leche hervir,
la carne temblando. Interminable lectura, seca,
desesperada, los olvidados textos en la mano.

Así la facilidad enseña, torpe, tranquila.
Impide escribir sobre la duda y la certeza,
engendra la lectura seca, interminable.



LA MIRADA DE LA VIRGEN22




La mirada casta (de la virgen leyendo),
acariciando las páginas del libro,
con sus ojos, casi cerrados.

Bajo los párpados muy bajos,
angostas miradas, que no llegan
a las páginas del libro.

Sus angostas miradas,
los párpados azules muy bajos,
no llegan a las páginas.

El libro espera ansioso
la angosta mirada, huyendo
de esos ojos de párpados cerrados.

Bajo los párpados cerrados, azules,
las angostas miradas, que acarician
las páginas del libro.

El universo entero se encuentra
en el lago que forma la lluvia cuando llena
la huella de un casco de caballo en la arena.

La virgen olvidadiza no mira ni lee,
no sabe ver el lago ni su campo de trébol perdido,
y ya no conoce los principios del poeta.



SELECCIÓN DEL LIBRO “LOS FRAGMENTOS PERSONALES (A work in progress, inolvidable)”
Olifante, Zaragoza, 1998, 143 paginas, con un prologo de Jose Maria Conget


Notas

Los poemas fueron escritos en Nueva York y Barcelona en 1992-1994 y corregidos en 1996 y 1997.

Los títulos entre paréntesis indican que son prescindibles.

El libro recibió el Premio Anthropos de Poesía (Barcelona) 1995.

El libro tiene 5 secciones: Los Fragmentos Aromáticos (12 poemas), Los Fragmentos (segunda serie) (11 poemas), El Libro de Citas (14 poemas), Los Fragmentos (tercera serie) (10 poemas), y Los Poemas Provisionales (17 poemas)

3 Las Cajas: Es homenaje a Buñuel. El epígrafe es de "Leonce und Lena" (Werke und Briefe, DTV, München, 1975, pág 98).

5 Teoría Literaria: "Le Rosier de Madame Husson" aparece en el afiche en una foto de París-1930. "Flaschenpost" es palabra de Paul Celan (Gesamte Werke, Surkamp Verlag, Frankfurt, 1983, Volumen 3, pág. 185).

6 Cosas Argentinas: Dedicado a Roberto Aizenberg. Las budineras provienen de Felisberto Hernández. La cita es de Ivette de Pascual Contursi.

7 La Visión: Roudenko hace de Napoleón niño en el film de Abel Gance (1925). "Stalin" es un grupo ganador de los "Caribbean Music Awards" de 1992.

12 Homenaje a Chamfort: Dedicado a Tomás Eloy Martínez.

20 Los Presagios: Dedicado a Carlos Edmundo de Ory.

22 La Mirada: La frase "Der unter herabgezogenen Lidern schmale Blick fällt nicht auf die Buchseiten" es de un artículo sobre una pintura gótica brabantina de la Madonna de Humilitate (Pantheon 30: 373, 1972). Es texto usado en cursos de idioma alemán.





LA PRIMERA LECTURA


Hoy la joven leerá a ese poeta que amo
por primera vez. Sabe que existe pero es
la primera vez que tiene un libro suyo entre
las manos. Un cambio se avecina. ¿Cambiará la curva
de su pierna después de la lectura? ¿Su seno

en punta cambiará? ¿Cambiará la sombra
de su espalda en el suelo de cerámica?
La lengua cómplice no puede explicar
este milagro. El poeta cree conocer
el color verde y el rojo y el ámbar

y el plateado del zapato y el negro
charol, el diente blanco, la figura
fugaz que sigue su marcha y se aleja
y la otra sombra que se queda aferrada
a la memoria. Esta batalla fingida

no tiene fin y el emocionado por sus culpas
(y esos olvidos), espera ansioso el retorno
de la lectora nueva. Cambiada, ilustrada
en su lectura, suspirante y atractiva, deseada
y próxima, rojo el rostro de esa fiebre que la domina.



LOS SOLDADORES




No se puede soldar
el hierro cuando truena.
No se puede soldar
frente a una mujer.

El hierro no responde,
nada se pega cuando truena.
Fierro gris cuando ella entra.
Los soldadores no pueden

ignorar esos signos. Ella
entra y los soldadores comen,
el hierro rojo espera.

Ella se va sin saludar
y el cielo truena, truena.
Hoy ya no se puede soldar.

Mañana puede ser,
si ella no viene. Y van a soldar
felices y serios, soldaduras eternas.




SELECCIÓN DE POEMAS (Publicados en EL POETA Y SU TRABAJO Nº 3, Primavera 2001, pags. 71 a 74, México D.F. Revista de poesía dirigida por Hugo Gola.



Un ángel



El ángel de la ciruela
pensativo cuida mi alma
y mi cuerpo. Cuida de mí
en el huerto y en la casa,

seco o mojado ese tiempo
buscando anís, luchando
con la maleza, las espinas
y el aloe. Ahora aprendo

con él en mi jardín. Sabio
miro tallo y raíz y hoja
mordida y oruga inmóvil. El ángel

de la ortiga. Es la nostalgia
de las cosas que han pasado, es
un ángel del alimento, una hoja de te.


La mujer profeta


Lee en voz alta y su don asombra.
Profetiza sobre lo impar, lo único,
la improbable cosa y lo que el hombre
desconoce. Describe la pierna perfecta

de la mujer de imperceptible renquera,
Emma sin senos de pierna blanca de marfil.
Descubre los secretos del rápido río
y sus ahogados frente al valle familiar.

Crea deseo. Tiene el encanto y la atracción
de la linda paradoja. Habla de silencios
y bocas ocupadas. De la carne. Jura y perjura

sus visiones como hojas de una reina
de la realidad diaria, enardecida
en su hablar, como danza y acrobacia del cuerpo.



Écriture (II)



El lenguaje ya usado no puede ser
inocente. El uso previo lo engarza
en la memoria misteriosa que siempre
reaparece, nunca se pierde. Navega

en mar nuevo de significados pero esa
memoria implícita no se va, sigue
aferrada a esa y esa palabra,
vampiro que roba y ensalza

como medusa quemando la carne
en el mar. Miro esa roja mancha
en mi brazo al sol, la quemadura

y la mirada y mis recuerdos ya no son
nuevos ni inocentes. El lenguaje es niebla
decorativa que fascina al lector.




Verso Libre



Escibir un verso
y encadenarlo con otro
siguiendo el pensar
como el reflejo brillante

en el ojo del venado
pastando entre terneros,
punto de plata en la cabeza
color de la avellana.

Es la mirada que da vida,
que sacude el cuerpo antes
del salto de la muerte.

El animal herido muere
respirando versos encadenados,
que su respiración dicta.



SELECCIÓN DE “LOS SONETOS (DE GOMBROWICZ)
Plaquette Nº 98 de CAFÈ CENTRAL (Barcelona) 1997
14 sonetos. Sin numeración de páginas, tirada 99 ejemplares numerados





LOS DESEOS



Noche de luna y clara luz,
se rompe el collar y las perlas
ruedan por el suelo del salón.
El ruido es único e inolvidable.
Mucha gente no es lo que aparenta.
Son perlas falsas, dicen los espías.

Algunos tienen imaginación desbordante.
Otros son débiles y modernos, los ojos
enrojecidos de lágrimas, mirando ociosos.
El ocio es peligro familiar, agita
a la madre y a la hija, las menea
infalible en su aparición diaria.

Tanto el ocio como la actividad,
ocurran en el día o en la noche,
producen agotadores deseos ocultos.
Quisiera poder disparar un cañón.
Contra nadie, contra nada, sin objeto,
solamente por el estruendo y el humo.

Todas estas historias son imágenes
de la obediencia, son el revés
y el derecho, el adentro y el afuera
de la sumisión. Todo lo que escribo
es resultado de obediencia perdida
y de la anti-obediencia huracanada
que es duro placer solitario.

Publicado en Hora de Poesía Nº 94-95-96, Barcelona, Julio-Diciembre, 1994, p. 239 (con otros cuatro poemas, pp. 237-243). Fue incluido en la “antología” de Diario de Poesía Nº 52, verano 2000, Buenos Aires & Rosario, p. 12. Es el poema usado en un re-mix por Roxana Páez (Soy esa máquina que puede explotar) que aparece en este blog.



UNA CONJETURA


Viajo inmóvil. Soy el viajero
en su sillón, en el banco de plaza,
en el almohadón oriental o cercano. Cuando
miro y veo la encía rosa del jaguar

en la gran boca o el gris reborde elegante
del zorro de las nieves o el diente agudo
y limpio del lince oloroso. ¡Cómo cambian
los tiempos! Hay pudor y elegancia

exigiendo despedidas sin pañuelo
ni lágrimas en tiempos de zapatos
a medida. Son tiempos de bifurcación

y masculino mármol con el brazo levantado,
tiempos de mujer medio gallo y medio
gallina, amazona madre amante.



13 DE AGOSTO DE 2001




Hoy la muerte cardiaca me pide
que toque su teclado. Poso
mis dedos en su marfil y ella
gime suave a mi primer acorde.

- Mi Mozart - me dice
y se menea lúbrica, apasionada
Cuando es ella quien toca mis marfiles
tengo sensación de agonía

y temo por mi vida melódica,
por mi visión que se borra,
por el silencio de mi boca.

Es rara relación, rara relación,
unión, coherencia, analogía.
Es contacto coherente, dependencia.

La salaz libertina me sacude
y asusta a mis vecinos. Impúdica
me obliga a escribir esta estrofa

sobre mi muerte. Pulcro
acepto sus hechizos y la recuerdo
con cariño pero sin necesidad.


Publicados en Lateral, Nº 96, Barcelona, Diciembre 2002, p.20.




LA INTRANQUILIDAD


El aire huele raro y hay ahora presagio
de invasiones. El jardín cambia
de forma, su puerta se achica. Ahora
veo otra vez a Durero en Florencia

con un cardo entre los dedos
y ya no me tranquiliza su mirada
y el cardo morado, violeta, es salón
irrespirable donde el poema no se dice.

Este texto me traiciona, huye hoy
de mi amor y se retira. Alejado, retorna
ejemplar sin cercanía. Crea el desorden,

las mas calientes discordancias ante mis ojos,
en la casa familiar o fuera, cerca y lejos.
Sirviendo a todos los dioses y a sus siervos.



EL CASTIGO



La poesía es mi castigo,
es personaje diario
de espuela y fusta leve.
Hoy y ayer su recuerdo

no me dejó respirar. Toco
sin retener en la mano
y las cosas se rompen
al contacto. Hoy me rodea

un mundo agitado, mundo
enemigo que se aleja
cada vez más de mi casa.

Miro perplejo ese cambio
y los agudos sonidos que produce
en el habla común.


“La Intranquilidad” y “El Castigo” son poemas escritos y corregidos en 2002-2007 y forman parte del libro inédito El Mar de Bohemia que contiene 95 poemas.



TEXTO

No trobo la foscor en la paraula nit
(O.Stutman)


Tejo textil texto
con trama de adverbios
y siento ser mi jefe carpintero
de lápiz azul, señor de tinciones

y colores sordos como el tejido
del texto que antes tejí.
Pero esta pasión no emociona.
El lector mira el tejido

y dice: - Esto sólo arde
en el fuego del incendio
y no quema alma ni

recuerdo de otros fuegos.
Quemar al lector no es difícil.
Pero escribir no es fácil.

Escribir es difícil. Quemar
o tejer es creer que se escribe
porque la trama urde su existencia.



Este poema es el “Envoi” de La Vida Galante (en 129 poemas), aun inédito. El epígrafe es mi primer texto en catalán, escrito en Barcelona en mayo-junio del 2006 y dice con mas sonoridad que en castellano: No encuentro la oscuridad en la palabra noche.



Trece Poemas de Fin de Año 2007

I

El poema muere
en el silencio, sin
la voz que lo lee.

Miles de poemas muertos
dentro de los libros no leídos
en la grandiosa biblioteca
o en la pequeña municipal

son el cementerio verbal
con sus sílabas desencajadas
de palabras nunca dichas
de poemas leídos o no

pero nunca pronunciados
ni oídos en alta voz por
nadie. Triste destino perdido.


II


Me olvido de mis preguntas
mirando un río ancho
y luego olvido el recuerdo.


III


La ligereza del pensar
en el propio idioma
es lo opuesto al peso
del mundo que veo.


IV


En la poesía poética
el agua es aceite,
el mar es su orilla
y la nube un humo inmóvil.

Pero el agua es tierra
y el mar es su ausencia
y el aceite humo de nube
en la escritura libre.


V


En Assisi (Perugia),
saliendo por la entrada,
como siempre. Derecho
del mundo al reves.


VI


¿Para qué sirve el arte?
El arte sirve para pensar.
¿Para qué sirve pensar?
Pensar sirve para vivir.
¿Para que sirve vivir?
Vivir sirve para pensar,
para inventar el mundo,
para olvidarlo luego, así
como ahora, sin pensar.
Y luego tratar de recordar.


VII

La Muralla China

Siempre pensando
historias ya no vemos
que el día tiene sólo
las antiguas doce horas
y que lejos, en el horizonte

el humo negro de los fuegos
de excremento de lobo
en las torres, nos alerta
del peligro que llega,
siempre del norte, siempre.

La frontera de ese norte
se acera hoy hasta mi
propio umbral, tanto
aquí como allá en
mi norte que es el sur.


VIII


¿Cómo puedo vivir
sabiendo que cuando
muera alguien
me robará los zapatos?

¿Cómo puedo vivir
si sé que cuando
muera alguien
me robará los zapatos?


IX


Cuando abra los ojos
habrá una imagen mía
pero ya no seré yo.


X


La claridad o la oscuridad
no me interesan. Significan
poco o nada y el lenguaje
vacuo sigue como agua de ducha.


XI


Admiración a Berkeley

El mundo existe porque yo lo veo. Por
lo tanto yo existo porque alguien me ve.
Si elimino al vidente que me ve me elimino
a mi, el objeto visto por el otro. Cada
vez que mi vidente cierra los ojos
yo desaparezco de su vida y de la mía.


XII


No existe espacio más libre
que el espacio del poema,
si el poeta lo permite.


XIII


El poema
es el espacio
más libre que
podemos imaginar.

Tendría que serlo
aunque muchas veces
no lo es. Hay poetas
que se encadenan

con más saña que
el más cruel verdugo.
Poetas que eligen
su modelo de dogal

o bozal ceñido,
a pesar de la libertad
que ofrece el espacio
del poema comenzado.


Textos inéditos escritos en Barcelona o Mallorca entre noviembre y diciembre de 2007 y corregidos en enero-febrero de 2008







Osías Stutman



Osías Stutman nació en Buenos Aires (1933), donde cursó estudios graduándose de médico (1957). Emigró a los Estados Unidos (1965). Vivió en Mineapolis y de 1971 a 1999 en Nueva York. Se destacó en inmunología básica y publica 235 trabajos científicos en inglés, el último en 2000. Catedrático de la Cornell University y del Memorial Sloan Kettering Cancer Center desde 1971, es emérito desde 1999. Vive en Barcelona desde abril 1999. Empezó a escribir poesía en Buenos Aires y fue incluido con 22 poemas en la Antología de Poesía Nueva en la República Argentina (J.C.Martelli, editor, 1961) junto a poetas como Pizarnik y Gelman,. En los 90 vuelvió a escribir poesía. Publicó su primer nuevo poema en 1992 (RevistaAtlantica de Cádiz);  Los Sonetos (de Gombrowicz), en plaquette (Café Central, Barcelona 1997) y su primer libro de poesía Los Fragmentos Personales (Olifante, Zaragoza, 1998). En 2006 publicó otra plaquette (Ver y Oir, 5 poemas) con Café Central. Entre 1992 y 2007 aparecieron 131 poemas sueltos en revistas españolas, argentinas y mexicanas (más algunos en Internet). Su nuevo libro 44 Cuartetas (Emboscall,Vic,2008) aparecerá en marzo 2008. Diario de Poesía (Buenos Aires) lo “re-descubre” con una “antología” de 35 poemas y una introduccion de Daniel Garcia Helder (Nº 52, 2000). También tradujo y editó en inglés la poesía de Djuna Barnes (Poesía Reunida, Igitur, Montblanc, 2004 y Collected Poems, University of Wisconsin Press, 2005). Dos poemarios inéditos La Vida Galante y El Mar de Bohemia esperan publicación.

ostutman@hotmail.com

ANAHÍ MALLOL


No creo ni en la inspiración ni en los ritos convocantes. La poesía es algo de la dimensión del acontecimiento: una música en la cabeza, una frase, una imagen, que aparecen. A veces se queda así, dando vueltas, un tiempo. Otras veces busco enseguida algo en qué anotar, y entonces empieza la mecánica de la pérdida, el deslizamiento, la ganancia, una cierta autonomía o ajenidad de las palabras que siguen sus caminos, como una respiración. Siempre el silencio en torno, que facilita las transacciones, y que permite que el poema se inscriba y desarrolle como un ritmo a su propio ritmo.

O un viaje en transporte público, sola, rodeada de voces que apenas escucho. A veces, las voces que acompañan son las de los libros que me rodean, en el escritorio o en la mesa de luz. Desde esa música primera, que vuelve como un ritornello y que insiste hasta captar una atención existencial, aunque sea ficticia, y que puede venir de mucho tiempo atrás o ser recién escuchada, o recién vista. Hay un desarrollo que lleva su tiempo. El papel, las lapiceras, los bares, son fetiches convocantes: la creación de la escena, la búsqueda de la captura que de todos modos en primera instancia es instantánea. Pueden estar o no- después, a la hora de la fijación del movimiento, se vuelven importantes.

Hay primeras apariciones que son azarosas, al parecer. Después, cuando ya hay una serie de poemas que forman un grupo con sus ecos internos, con cierta prosodia, o cierta orientación, es como ver el mundo con determinada lente, y los poemas se van acomodando a esa visión. A veces escribo más de una serie simultáneamente, como dos formas de ver las cosas, y los poemas caen en una o en otra. En esa etapa puede haber búsquedas, lecturas, películas o cosas que se miran, pero siempre lo mejor surge antes del hallazgo que de la búsqueda, de una visión que es una puesta en foco: como ir a una librería, abrir un libro en una página al azar, y que esas líneas te interpelen directamente.

Cuando estoy perdida, tras mucho tiempo de silencio, o de no poder escribir, leo a los autores que me gustan, porque sé que de ahí va a salir alguna chispa, algún deseo, alguna palabra. Pero también hay otra forma (más grata y certera pero más difícil de lograr) para ponerme en sintonía con la escritura: tomarme unos días sin leer nada, sin hacer nada, ver las series y las películas más berretas que encuentre, y de ese descanso algo surge.

También está la poesía de mis contemporáneos, y las lecturas públicas de poesía o los festivales.

Los textos tienen sus tiempos. Los dejo descansar, los leo mucho después: tacho, reduzco, sintetizo. Es una cuestión de peso: el poema tiene que caer por sí mismo, como una fruta que madura, pero a la vez esa madurez significa que tiene que volverse cada vez más liviano.
La poesía es una forma de habitar el mundo, un estar atento para dejarse atrapar por ciertas cosas, o para percibir algo, y ponerlo en palabras, o para escuchar algo, y hacer algo con eso. Es un privilegio, en cierto sentido: un poema terminado da trabajo, a veces cuesta y hasta da bronca, pero también alivio, como si el acto de escribir participara de una suerte de exorcismo, o como si el hecho de entregar algo fuese una devolución, o el entregarse a algo fuera un modo de la participación con lo que a uno lo rodea, o como... No se trata nunca de expresarse: la palabra es desdichada. Es más vale un pensamiento en acto, un pensamiento (afección, percepción, concepción) que se hacen a sí mismos, se biscan, se exploran, un hallazgo de algo que estaba ahí y sin embargo no se sabía bien qué era, ni cómo. Hablar por medio de lo que se habla en uno.

Si se encuentra un procedimiento o una forma de hacer un poema aceptable, todo se arruina (todos los poemas empiezan a parecer iguales). La búsqueda tiene que ser incesante, y no por eso experimental: no hay procedimiento en el momento de escribir: hay poesía o no la hay, hay algo que decir o no lo hay, hay una imagen que trasmite algo, o unas palabras, o no. Y todo eso conecta o no conecta con el que escucha o el que lee. Tan simple que es difícil de explicar.


POEMAS


- 1 -


No hay nadie.

Escucho

emisiones de radio

en todos los idiomas.


El aire se enfría

en el jardín

de Rebecca Wilson

que de niña soñaba

con una casita

en medio del bosque.


Tormentas en el sol.

Desierto de nieve

que enseña

sutilezas del color.


Mantenerse vivo

al norte

del círculo polar:

un ejercicio

ininterrumpido

de la voz y del oído.


Mi pie vira

(él también)

del rosa hacia el blanco.

Temprana lividez de la carne.


Algo puede suceder.

Algo

como un ojo

de agua escondida:

¿hundirse o imitar

el aullido

de los machos en celo?


Dejo correr

la sangre del alce

sobre la nieve

para que torne

del blanco

hacia el rosado.


Seis meses dura

la noche ártica.

Pero no importa:

también puedo

congelarme hasta morir

a pleno sol.


Una ráfaga

de aire helado

un golpe de luz

en las pupilas dilatadas

voy a tener que tomar coraje

y amputar,

uno a uno,

los dedos

más opacos

de mi cuerpo.


- 2 -

Como si se tratara

de un libro de viajes,

de piratas o aventuras,

un ciego recorre

los desiertos de Utah

mientras se desliza

sobre las aguas

de la bahía de New York.


La cara

levantada

hacia el sol

gime suavemente

para sí.


Si no voy al Oeste

nunca sabré

qué es el espacio,

enfrentarse

al tamaño de las cosas

cuando la fuerza de la luz

golpea el ojo.


Una frazada a cuadros

abriga las piernas

demasiado delgadas.

No saben caminar.

Los ojos conservan

como un residuo

el movimiento.


Rememora otros libros

y estira las manos

como buscando algo.


Un sitio

solo

en la tierra

que se parezca a la luna,

tierra-piel agrietada

con gusto a sal.


Habrá que esperar

un tiempo más.

Hay cosas

que sólo Dios

y los indios

han visto.


- 5 -

Se va más lejos

con diecisiete años

y ese vientre

alimentado

sólo a arroz

y a agua de río

amarillo

calva

a la intemperie

no mira hacia arriba

ni siquiera

hacia adelante

sola

en la luz crepuscular

en un paisaje

de arrozales

o en Calcuta

expulsada

por la madre

por el vientre

(una condena

o una profecía:

con esta hija

nadie la querrá)

camina

como si fuera

hacia el Norte

o hacia algún lado

o arranca

con ambas manos

sus mechones.

No le tiene miedo al sol.


A veces pide

aunque aquí

ya nadie

hable camboyano.


- 6 -

Camina o cabalga

las colinas azules

del este de Africa

la cabeza desnuda

bajo el sol de la tarde

el cielo entero

un escudo

de intemperie

después de las lluvias

la hierba crece

alta

en colinas y praderas

en ese verde nuevo

busca

una extensión

de tierra no ocupada

un punto

desde donde

el azul

neblinoso a veces

del Kilimanjaro

recorte las pisadas

de las presas

que ninguna mirada

puede atrapar

en movimiento constante

cuando el mundo no parece

ya

ese lugar peligroso

el atardecer

se extiende hacia el fondo

como un turbante

de seda

de hermosos colores

encuentra

el sitio exacto

come una naranja

dueña, ahora sí.

de las tierras altas,

se queda

uno a una

absortos

la mujer

el paisaje

bajo el cielo

protector

de África.


- 8 -

De cara al sol

erguido

en una esquina

cuando el calor de septiembre

no es

ni siquiera una promesa

busca en el pastito

junto a las vías

una flor

de pétalos azules

todavía

no marchita.

Ya no sabe

si es que

no ve bien

(cinco dioptrías

de miopía

en cada ojo

una marca

en el orillo

una condena)

pero los contornos

de las cosas

se han vuelto difusos

como en una

foto vieja

o mal sacada.

Se aprieta

con fuerza

los párpados

y observa

las manchitas

de colores.


Acaso

de eso se tratara:

los colores

lo fluo

pero nunca

el sol de frente.

Ahora es tarde

y la ceguera

hace arder

los bordes

de ese mediodía.


Setenta años

sin ver el sol

y ahora

tiene la vista

cansada

los ojos

agrisados

igual a esa mujer

que en una foto

en sepia

mira de frente

al espectador

las manos cruzadas

sobre el regazo

el collar de perlas

dos vueltas

pegadas a la garganta

como una soga de ahorque

¿se dice estéril

de un vientre

que pare

hermanos suicidas?


No hay viento.

El sol permanece.

La foto se borra.

Tiene la vista

demasiado cansada.

- 9 -

Congelado

el río de este invierno

casi polar.

El color blanco

cuando es el hielo

quien lo produce

(una refracción

exacta de la luz

en las pupilas

asombradas)

es

el que más daña.


Hay que entornar los ojos

si lo que se quiere

es avanzar

por esa superficie

helada.


Los pies se cansan.

La otra orilla

está siempre

demasiado lejos

distante

la ribera izquierda

la de las lilas

y otras flores

encarnadas.


Alguien pregunta:

¿es asesino

o salva

el impromptu arrasador

del ojo

de agua?


- 11-

Con saltos

increíbles y flotantes

como los saltos

ingrávidos

de los pasajeros

en la luna

como los pasos

de los sueños

ligeros

un rebaño de impalas,

una fuga

desordenada y salvaje

como Africa

en la mirada

de un hombre solo

tumbado en su cama.


El proverbio somalí

resuena

como una sentencia:

el triple temor del león

cuando se ve

por primera vez

su rastro

cuando se oye

su rugido

cuando se está

frente a él.


¿Saldremos

a cazar

ese león?

Irrita

oír rugir

a ese animal

cuando no hay luz

todavía

y las aves de presa

trazan círculos

en el aire

en la ribera

opuesta del río.

Un león

ahí

en África

casi de perfil

la cabeza

levantada

y vuelta hacia mí

los ojos fijos

el estampido seco

el golpe sólido

de una bala

de 150 gramos

entre los omóplatos.


Sentir

como un viejo

las patas pesadas

buscar refugio

en las hierbas altas

la boca llena

de una sangre

caliente y espumosa

ocultarse

aplastado contra el suelo

más allá

de los árboles de la ribera

dejar que el cuerpo

se vaya agotando

las garras hundidas

en la tierra blanda

la vida concentrada

como una vibración

gutural y ascendente

contemplar

la cima cuadrada

del Kilimanjaro

ancha

como el mundo entero

gigantesca

alta

increíblemente blanca

bajo el sol

de una África

no conquistada.


- 12 -

De pronto

como si fuera

un día cualquiera

el padre

se vuelve frágil

dan ganas de guardarlo

en una cajita

envuelto

(como un niño

envuelto)

en papel celofán

una extraña pieza

de cristal

de Bulgaria

con esos huesos

casi transparentes

como una nueva

dimensión del tiempo

el carácter exponencial

de la tristeza acumulada en el cuerpo

dan ganas

de acunarlo

de recitarle

mil perdones

como un arrorró

por el hijo que fui

por el hijo que no fui

mil reclamos

por el padre

que pudo ser

y me dejó

me deja

ahora solo

hasta que sonría

otra vez

o me eche

(como cuando

le sonreía a mi madre

en la dulzura

de las tardes calurosas)

esperar que adquiera

el carácter translúcido

resistente y quebradizo

de un insecto de verano

como aquellos

bichitos que juntábamos

ha ce rato

en frascos de mayonesa

vacíos.


Los más lindos

nos dejaban

una lucecita verde

que fosforescía

antes de extinguirse

en la oscuridad ajena

de la noche

entre los pastos altos.


- 15 -

Es

la cualidad de la luz

la luz brillante

del mundo real

que entra

por una ventana

abierta o cerrada

siempre a la izquierda

y es la mujer

sola

aislada

por esa materialidad

casi sonora de la luz

inmóvil

absorta

con la carta en la mano

un mapa en la pared

una silla vacía

una caja abierta

un collar de perlas

una ventana invisible

tan preñada

tan tranquila

la luz

tan pálida que brilla

sobre la blusa azul

sobre

su vientre hinchado

en sus ojos

que leen la carta

o miran el mapa

noticias

de más allá del mundo

mujer en azul

mujer pesando oro

niña

leyendo una carta

ante la ventana abierta

musitando

la plenitud

de su inmanencia.



a D. M.


- 16 -


Retratado de medio cuerpo

con el tronco ladeado

(no está de frente

tampoco de perfil

en el artificio de la pose

insostenible)

vuelve el rostro hacia

el espectador

mientras ríe con dientes

que relucen

a la sombra de labios

gruesos y sensuales

bajo el bigote oscuro

desgreñado.

La mano derecha

se apoya en la cadera

una postura que subraya

los pliegues de la capa

sedosa y roja

(dan ganas de tocarla

como da ganas

la seda italiana).

Por lo demás

poco impresiona la figura

socarrona algo grosera

de ese hombre

pequeño y enjuto.

El jubón

de terciopelo negro

(otra vez

las ganas de palpar)

y el cuello de puntilla blanca

hacen pensar en un hidalgo

o alegre cortesano

de la España de Oro:

sin embargo

se trata de Demócrito

riéndose del mundo

en la Torre de Parada

un pabellón de caza

muy cerca de Madrid

colgado de ese muro

apenas envejecido

por el moho y los años

al lado

de Heráclito que llora

la fijación extrema

de los ríos de este mundo

congelado su fluir

en la debilidad

de la palabra.


- 17 -


Son los últimos

zorzales

de la tarde

- explica

tal vez intenta

aquietar

lo trémulo

en mí

(entre el corazón

y la conciencia

siempre del cuerpo

también del aire

que nos separa).

Mira

como si fuera

inocente la mirada

estira

un brazo

desnudo

sobre la mesa

y ofrece.


¿Es la voz

la parte del cuerpo

que llega más lejos

en su caricia?


Responde

y la respuesta

es siempre grave

es siempre leve

(como si una mujer

hablara a otra/

en un cruce de aguas

profundas y claras)

solemne y frágil

ese cerezo

tan auténtico

como nacido

de un haiku

que florece

en los inviernos

con las ramas

desnudas

y provoca luego

una lluvia

de pétalos blancos

la nieve perfumada

de esta franja

de Sur.


-Se dice dorado

de algo

que asemeja

al oro

de algo

en su etapa

mediana

se dice

mujer

el hielo

que derrite

la voz

de la mirada.


Sonríe

y cuenta

la parte que quiere

de su historia

repite

de vez en cuando

un nombre

que deja

como herencia.


Un color

en expansión

la tarde

de verano

un rumor

entre las hojas

del jardín.

a D. B.


De,  Oleo sobre lienzo


***

- 1 -

un caballo

parado

debajo de la lluvia

como si no

lloviera


así quiero estar

desnuda entera

debajo de la lluvia

como si nada

como si nadie

me hubiera

tocado nunca

haciéndome más frágil


- 3 -

exploradora solitaria

dueña de la calma y la intrepidez

confusas de Ulises

una hormiga

se aventura

más allá

siempre más allá

del límite marcado con su olor.


nada especial la mueve

si no es querer saber

qué es lo que hay

del otro lado

qué es lo que

hace frontera


- 4 -

acostada

lo más plana que puede

ahí donde el pastito no es

ni corto ni largo

acumula en el cuerpo

dorado y negro

todo el calor

del sol de septiembre


cuando se cansa

de estar ahí

de habitar

la sola superficie del cuerpo

viene hacia la sombra

el amor concentrado en las pupilas

lo derrama

extrañada

sobre mí que escribo


mi perra sonríe


porque recién

se levanta de la siesta


- 5 –

aplastado derrama

las entrañas secas y suntuosas

sobre el calor del asfalto


impúdico el sapo

a la hora de la muerte

se pierde y abandona

su ocasión de fascinar

de repugnar

con la humedad

vidriosa de la piel


- 6 -

hormigas afanosas

obreras que no conocen sino

la lógica del trabajo como único

método de defensa

nos obstinamos

en la reconstrucción

del nido ya

resquebrajado

pulimos la hendidura

la rellenamos con materiales nuevos

forzamos el contrapeso para soportar

la presión


como un cascarudo

que mira hacia su centro

un bicho bolita que se esconde

para no ver al enemigo

replegado sobre sí

un erizo todo espinas

la panza tan blandita alrededor

del hocico rosado


todo con tal de

no ver

no saber lo que hay

ahí afuera

lo que acecha

y se cuela

por la más

mínima raja:

a la vuelta de la esquina

la muerte el amor

como si nada

- 9 -

atravesar

por meses y años y estaciones

desiertos

de piedra hielo o arena

con paso firme

como impertérrito

a los cambios

de la luz de la temperatura

a la inclemencia

del paisaje

para adquirir

la consistencia casi pétrea

de los insectos

o los paquidermos

su elegancia

recóndita y misteriosa

construirse

trabajosamente

ese caparazón

hasta que alcance

la cualidad

del oro o el jade o la turquesa.


cuando muera

nadie podrá decir

que pasé

incólume ante la belleza,

la premonición y el terror

sólo mi cuerno

único

de escarabajo sagrado

va a dar

de eso testimonio

una molestia

un desequilibrio en el perfil:

la marca en lo imperfecto

(un rinoceronte, un escarabajo

qué más da

persiste

por la deformidad

su geometría perfecta

en el relieve de arena

de la memoria).


- 13 -

dorada

una gota de sol

caida con el primer

rocío de la tarde


con alas traslúcidas o tornasol

y patas flacas

la cigarra se esconde

entre la fronda del parque


hay muchas otras cigarras

que como lucecitas o

monedas navideñas

adornan invisibles

el verde nuevo

inconcebible

de las hierbas y parterres


cuando el azul

del cielo se oscurece

frota

abstraída en la labor

de ser ella misma

las patas con las alas

una y otra vez

frota las patas

contra las alas


la chicharra suena

toda la tarde

toda la noche suena

la chicharra


ella sola

hace

y extiende como una manta

translúcida y dorada

el sonido el calor el sentido

cuando digo verano.


- 14 -

mejor no hablar

una vez más

del cuerpo felino

que se arquea en el placer

brillante el lustre

del pelo lujoso

en una noche

poblada de sonidos

¿Hablar de

su docilidad aparente

cuando se entrega

a la dulzura de la siesta

todo mimos ronroneos y zalamas

para más tarde

sacar las garras

desgarrar

la carne el cuerpo el alma

del que lo ha amado

rasgarlo rasparlo separarlo

con las uñas, los dientes y la lengua,

el sexo

que al salir

libera extensiones rugosas como espinas

así al final la hembra no sabe

si gime de dolor o de placer

pero sabe

que de nuevo

ahí estará

a la dulzura de la siesta y de la noche

para entregar

otra vez

su pasión

su ternura

a la sensualidad perfecta

bellísima

del macho felino

de pelo brillante y ojos que

ven en la oscuridad

más que lo que una

querría confesar?


mejor no.

ya hay demasiados

poemas sobre gatos

monteses o panteras.

mejor acariciarlos

y dejarlos partir

en esas horas

inciertas

en que reclaman

sin apelación

su inalienable

libertad de seductores.


- 22 -

amarillo

un sol del mediodía

que se desplaza

por el bosque nocturno

o las montañas de América

sin una mancha siquiera

en su piel lisa y sedosa

el puma

cauto silencioso solitario

busca su presa

la mata y la arrastra en la espesura

sin dejar un solo rastro

(las vísceras a un lado entre ramas y hojas

enterradas)

oculto la devora

para después de saboreada

empezar otra vez el ciclo de la espera

y el sigilo y la paciencia


cuando el momento propicio llega

salta con agilidad

muerde la nuca

perfora el cráneo

del venado, carnero, ganado o caballo

a menos que

el propiciado

el ofrecido en sacrificio sea

su corazón sangrante y sagrado

de rey americano

pre-hispánico


porque así como sin huellas arrastra a una presa

que dobla su peso

cinco siglos más tarde

ya olvidados

el prestigio solar y guerrero

y el sagrado temor de matarlo

no menos fuerte o valiente o fiero

perdido en la espesura

o cerca de los ranchos

vuelto un depredador cualquiera

el mayor carnívoro terrestre de los Andes

es el que necesita ahora

amparo y clemencia


- 26 -

como si fuera

un son de protesta

cuando en realidad no es sino

un deseo

desesperado

de atraer la atención

de una hembra preciosa

toda una estrella

de rock que canta y baila

un ave del paraíso ensaya

un scra:

imitaciones de gatos

halcones y niños

en la puerta de su magnífica enramada

con pedazos de vidriecitos

de parabrisas que brillan como

diamantes si el sol les da de pleno

(y les da de pleno

al fondo del nido) y otras

chucherías trozos de alambre

una tira de

plástico rojo alrededor

de las paredes

y vértebras de oveja resecadas y lavadas

por el sol y las lluvias

también vidrios de colores y hasta

casquillos de bala hablan

de su esplendor de macho

deseoso

a punto

de ser elegido

por una hembra magnífica en un ritual

a la vez fastuoso y algo banal

sus tesoros a la vista para que ella

ella finalmente

diga sí

sí quiero y levante

ligeramente la cola

con la cabeza hacia delante y deje ver

ahora sí

las plumas

rosa intenso

de su nuca

y entonces sí

por un rato la enramada

se vuelva un paraíso


De,  Zoo



Anahí Mallol


Nací en una época en que los jóvenes creían que podían cambiar algo por medio de la imaginación, la acción, la palabra y el amor. Crecí con miedo, silencio, alerta, violencia, eufemismos y desapariciones. Me hice joven en una primavera cuyas flores marchitaron pronto la ley de obediencia debida y el punto final. Después vinieron los indultos. Cada día se hablaba más del Sida y se instalaba como otro miedo. Empecé a escribir, sigo escribiendo, ahora, cuando nadie cree que se pueda cambiar mucho, y la resignación, inadmisible, es una amargura y una derrota históricas; cuando la palabra casi no tiene valor por la institucionalización de la mentira; cuando la amistad y el amor virtuales nos hacen creer cerca pero nos mantienen lejos; cuando una acción chiquita pero honesta, un poema que vuelve a pensar en las palabras y las cosas de todos los días y se pregunta por su valor o trata de darles un sentido efímero, es todavía una esperanza o, al menos, un testimonio de vida.
Publiqué Postdata, 1998, Polaroid, 2001 (Primer Premio del Concurso “Año 2000: Memoria histórica de la violencia en América Latina y el Caribe”); Oleo sobre lienzo, 2004 y un libro de ensayos sobre poetas argentinos, El poema y su doble, Simurg, 2003 (que obtuvo el Subsidio a la creación de la Fundación Antorchas); Zoo, que obtuvo la primera mención del Fondo Nacional de las Artes, está en prensa. Escribo reseñas, porque me gusta hablar de los libros que me gustan. Doy talleres de poesía.